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La Sonnambula, Palacio Euskalduna, Bilbao, May 2005
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Juan Diego Flórez & Mary Dunleavy
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Muy completa, El Correo, 16 May 2005
Flórez, un tenor despierto, La Razón, 16 May 2005
Triunfo del bel canto, Gara, 16 May 2005
Im ... prezionante, Diario Vasco, 20 May 2005
Pasión por el bel canto romántico, ABC, 24 May 2005
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Muy completa
Nino Dentici, El Correo, 16 May 2005

La temporada de la ABAO no pudo cerrarse con mejor broche. Tan solo cabría una discusión sobre la puesta en escena de Tiezzi que venía de Florencia, al recrear un picnic campestre de la burguesía inglesa más que lo hay de naif en una fiesta en un pueblo agrícola suizo. El invernal segundo decorado, se adecuó más al argumento, sobre todo, gracias al juego luminotécnico manejado por Vinicio Cheli. En el ámbito vocal y musical, la flexibilidad, el fiato y una buena dosis de gusto fueron las características esenciales expuestas por ejemplo, por la soprano norteamericana Mary Dunleavy en este su debut bilbaíno. Evadiéndose del mundo real y adentrándose en el sonambulismo, la soprano expresó el dolor con un canto etéreo, afinado y muy bello. Su voz no resultaba siempre agradable y tampoco cantó prodigando agudos, pero en cambio, su voz sonó amplia y a su canto no le faltó control en su delicado pianísimo. Juan Diego Flórez encarnó el papel de Elvino, un rol considerado siempre como uno de los más difíciles de la lírica por la cantidad de sus sis y dos, es decir, por su general elevada tesitura. El tenor peruano, dada la facilidad mostrada, hizo que su canto nos pareciera mucho más asequible a los simples mortales. Su voz, ligera como bella, fácil como natural, nos envolvió en el éxtasis pasional del dúo del primer acto ('Prendi, l'anel ti dono') y nos asombró en sus intervenciones de la segunda mitad. El papel de Rodolfo recayó en el bajo Ildar Abdrazakov, quien nos comunicó el leve sentimentalismo que posee su aria con prestancia y cantando su rol con una voz oscura, hermosa y grata. Subrayemos y recordemos para el futuro el nombre de la soprano Alexandra Marianelli, quien ahora a sus dieciocho años, es capaz de cantar con tanta seguridad y técnica, mostrando bella voz, de igual color, bien emitida y fácil en el registro agudo. El mejor comentario sobre el barítono Moncloa, es decir que ya es de casa. Los coros, magníficos, mantuvieron viva la atención argumental y lo que es más, sus componentes supieron enriquecer la acción con su musicalidad y su conjunción. El maestro Frizza cuidó la elegancia melódica de Bellini , aunque a veces su batuta ordenara a la Orquesta Sarasate un tempo bastante lento.


Flórez, un tenor despierto
Gonzalo Alonso, La Razón, 16 de mayo de 2005

«La Sonambula» de Bellini. M. Dunleavy, J. D. Flórez, I. Abdrazakov, A. Marianelli, E. Boteva, M. Moncloa. Orquesta Pablo sarasate y Coro de la Ópera de Bilbao. F. Tiezzi, direc. de escena. R. Frizza, direc. musical. palacio Euskalduna, Bilbao. 14-V-2005.

Cerraba ABAO su temporada con un título belcantista por excelencia, como es «La Sonambula», y la presencia de tres de sus mejores intérpretes actuales: Stefania Bonfadelli, Juan Diego Flórez e Ildar Abra- zakov. La primera ha cancelado todos sus compromisos y, en su lugar, debutó en el papel la americana Mary Dunleavy. Fue de menos a más, pero no posee el tipo de voz exacto para el personaje por falta de suavidad. Resultaron inaudibles los finales de frases, las notas extremas algo duras y las agilidades discretas. Este repertorio tan cantabi- le tampoco es aquel en el que el bajo Abrazakov puede dar lo mejor de sí, pero dejó sello de buen cantante. La jovencísima soprano Alessandra Marianelli resultó una sorpresa muy interesante como Alisa, aunque naturalmente fue Juan Diego Flórez el triunfador de la noche, con interminables ovaciones tras su escena «¿Por qué no puedo odiarte?», concluida a propósito con un agudo calderón.

Regalo de Dios. Cantó Flórez todo magníficamente, dando lecciones de musicalidad y gusto con ese regalo de Dios que es su voz, en una obra que le viene como anillo al dedo. En una sala tan grande como la del Euskalduna y con una partitura tan limpia se marca todo, lo bueno y lo malo. El caudal no es grande y ello se hace patente en los concertantes, donde se le escucha poco. De ahí que brillase más en «Sonambula» que en los «Puritanos» o el «Elixir» de Las Palmas. Ricardo Frizzi dirigió con solvencia, pero sin brillo especial, a una orquesta, la Sarasate de Pamplona, que no pudo alcanzar el nivel de sus rivales en el foso bilbaino. Hace falta que surjan en este repertorio maestros capaces de lograr lo que los Minkowski o Christie en el barroco. La producción del Mayo Musical Florentino, de carácter naif en sus mínimos decorados, logra crear ambientes aunque a veces la iluminación no funcione del todo. Me parece que, para ahorrar, se aprovechó la escalera de «Zigor», pero no creo que encajase del todo con el resto de la producción. Tiezzi se esforzó en los movimientos escénicos, sobre todo los del coro, y evitó caer en la rutina. Fue, en definitiva, el éxito esperado, aunque la Bonfadelli lo habría acabado de redondear.


Triunfo del bel canto
Otxandio, Gara, 16 May 2005

Gran noche de fiesta belcantista la vivida en el Euskalduna Jauregia bilbaino en el cierre de la temporada 2004/ 2005 de la Asociación de Amigos de la Opera (ABAO) con la interpretación de la belliniana obra ''La sonnambula''. Fiesta por los méritos aportados por un elenco de cantantes joven, liderado por la voz sedosa del tenor peruano Juan Diego Flórez y complementada por las de unas sopanos, también madurando, como la de la sensible cantante estadounidense Mary Dunleavy y la de la jovencísima intérprete italiana Alexandra Marianelli. Se unieron al reparto el bajo macerado ruso, la mezzosoprano búlgara y el barítono catalán, completando conjunción.

Bellini, siguiendo a Rossini, es el gran continuador de lo que conocemos como «bel canto». Lo que puede faltarle de ciencia musical lo compensa con una vena melódica peculiar y una astucia de escritura vocal pocas veces igualada, que logra levantar endebles libretos, como este sencillo engaño amoroso de ''La sonnambula'', con una peculiar sutileza en arias de agudos y coloratura envidiables, dúos parejos, etc...; a pesar de una orquestación pobre, popular y de precisa economía sonora, que reclama su canto contando con coros elementales.

Cierta falta de fibra dramática, que caracteriza a su música, y el proceso moroso, que expone el mínimo desarrollo de la obra, juegan más bien en beneficio de la duración de los grandes números de lucimiento de los cantantes, los cuales lograron el aplauso unánime de un público gozoso con la audiencia de voces frescas, mesuradas y líricas capaces de envolver el ámplio marco del auditorio del Palacio Euskalduna.

Asimismo, en medio del gran silencio de la sala, emergió un torbellino de «¡bravos!» sin cuento y aplausos continuados aprobando las arias felices, los dúos delicados y concertantes conjuntados (bien complementados por los coros-pueblo), que levantaron el ánimo de los melómanos más acendrados.

Broche de oro

Una escenificación sobria, un uso moderno de artilugios escénicos, un vestuario popular y un movimiento de coro-pueblo a base de mímica gestual significativa fueron apoyando la simpleza del tema central somero.

Un broche de oro logrado por la ABAO/OLBE en esta temporada, que le obliga a nuevas pesquisas en obras no habituales y a conjuntar elencos apropiados y de no tan fácil inclusión en las obras de toda la vida programadas. ¡Zorionak!


Im ... prezionante
Diario Vasco, 20 May 2005

Lo visto y escuchado anteayer pertenece, en el mundo del arte, a la esfera de lo infrecuente, de lo poco repetible, de lo im ... prezionante, como una vez dijo un famosete torero del Ubrique andalúz. Y, en verdad, no es para menos, pues cuanto ocurrió en escena y se concertó desde el foso, elevaron a la categoría de casi sublime el concepto del belcantismo.

La obra era de reclamo, nada menos que La sonnambula belliniana, estrenada en el milanés Teatro Cárcamo el 6 de marzo de 1831 y que ha sido un reto -poco aceptado- para voces escepcionales, sopranos de pulcra coloratura en tesitura lírico- ligera y tenores líricos y dominadores de una depurada técnica. En lo musical requiere un maestro concertador que dé brillo a una orquesta a la que el compositor de Catania dio pocas posibilidades de lucimiento propio. De cualquier modo, ha sido una obra señera en el repertorio operístico del siglo XIX, ya que en el XX la modificación del diapasón prohibió el acercamiento de muchas voces importantes.

Cuando se anuncia un cambio en el reparto, casi siempre debido a una indisposición de otro cantante, se suele esperar que sea a la baja. Pues bien, en este caso no solamente fue hacia arriba, sino hacia lo casi perfecto. A la americana Dunleavy la sustituyó la italiana Cericcietti, y creanme que salimos ganando con el cambio.

Posee esta mujer una tesitura de largo recorrido y de justa anchura, con una emisión potente y bien focalizada. Su timbre es inquietante por el bruñido en los armónicos de su metal. Domina las agilidades y florituras con perfección, como dejó patente en la segunda parte de la cabaleta Ah! non giuge uman pensiero, que resultó un auténtico baño de emoción para los sentidos. ¿Qué Amina!. Esperemos que la Abao, ante este descubrimiento, nos la haga presente en mas ocasiones.

No fue a la zaga la réplica que le dio el tenor peruano Juan Diego Flórez en el personaje de Elvino. Cada vez más uno se maravilla y enamora de su voz; sobre todo si se tienen en cuenta determinados factores morfolócos: una estatura media, una geometría torácida normal, ni un ápice de grasa en estómago,vientre, pecho y cuello, y un rostro más bien afilado. Vamos que no parece un tenor y, sin embargo, de su glotis mana gloria bendita. A modo de ejemplo y para no agotar el espacio: qué forma de cantar, decir y emocionar en Perdona, o mia dilleta, il breve indigio. Mejor que el abuelo Luciano en sus jóvenes años.

Otra gran voz sobre la escena estuvo con el bajo ruso Ildar Abdrazakov, quien hizo un Conde Roberto impecable, tanto en gusto como en modulación de su registro, el cual, por cierto, abajo también es im... prezionante. La soprano Marianelli ofreció una Lisa antológica. Poderosa en voz, brillante en los registros, generosa en dicción y dominadora de la técnica del fiato belcantista, dejándonoslo así ver en el aria Tutto è goigia, tutto è festa.

Tanto la mezzo Emilia Bóteva, en el papel de Teresa, como el barítono Marco Moncloa en el de Alessio, dieron buena cuenta de sus compromisos, si bien el varón tuvo un principio un tanto apagado. El coro, salvo su intervención inicial entre cajas, donde parecía como perdido, tuvo una noche de buenos aciertos, como los que presentó la Pablo Sarasate en correcta sonoridad. La batuta del joven Frizza, toda una promesa, estuvo siempre acertada, llenando una producción vistosa.

Fecha: 18-V-2005. Lugar: Palacio Euskalduna, Bilbao


Pasión por el bel canto romántico
Cosme Marina, ABC, 24 May 2005

El cierre de la temporada de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO) encendió en el público del Euskalduna la pasión por el bel canto romántico en estado puro. La presencia en el reparto de «La sonnambula» de Bellini del tenor Juan Diego Flórez disparó la expectación e hizo que la velada subiese enteros según la representación fue avanzando, para terminar en clamor. Flórez es un portento. Su vocalidad, con técnica firme, le convierte en un prodigio incluso en roles bellinianos, en los que también entusiasma, aunque le falte algo de carácter en los concertantes, donde su presencia resulta desdibujada. Para él fueron las aclamaciones más rotundas.

Se quedó un paso atrás la Amina de Mary Dunleavy. Su intervención, interesante y trabajada, tuvo entidad, aunque le faltó profundizar en un papel que debe enfocarse con cuidado para evitar caer en la caricatura. Dunleavy es una buena soprano que ganaría si evitara la tendencia a gritar en el registro agudo. El otro gran triunfador de la noche fue Ildar Abdrazakov, un lujo como conde Rodolfo. El bajo ruso entusiasma de principio a fin, elevando la entidad real del papel de forma increíble. Muy bien, asimismo, Alessandra Marianelli, Emilia Boteva, Marco Moncloa y el siempre eficaz Coro de la Ópera de Bilbao.

Se echó de menos mayor cuidado en el ámbito musical, que rebajó un tanto el resultado global. Ricardo Frizza concibe «La sonnambula» como una seriación de estampas, de «cuadros melódicos», y esto choca con la idea de la infinita melodía belliniana. Falta una revisión a fondo de este repertorio, una revolución como en su momento sucedió con el barroco. Tampoco ayudó una bisoña operísticamente orquesta Pablo Sarasate de Pamplona. Funcionó sin problemas la producción del Maggio Musicale Fiorentino, firmada por Federico Tiezzi. Efectiva y práctica, conceptual en todo momento, estéticamente la obra llevó la acción al mundo de las novelas de Foster, tamizadas por la estética de James Ivory. Se nota, en muchos detalles, que Tiezzi está cercano al mundo del cine porque así lo es su visualidad y concepto líricos.


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This page was last updated on: May 26, 2005