REVIEWS Concert, Sala Nezahualcóyotl, Mexico City, 3 July 2003 Juan Diego Flórez, un tenor de abolengo, en la UNAM, La Gaceta (UNAM), 7 July 2003 Un tenor llenó de Flórez la Sala Nezahualcóyotl, La Crónica de Hoy, 5 July 2003 Cautiva Flórez al respetable con su canto de altura andina, El Universal, 5 July 2003 _______________________________________________________________ |
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Mexico City concert poster |
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Un tenor llenó de Flórez la Sala Nezahualcóyotl Raúl Díaz, La Crónica de Hoy, 5 July 2003 Ramillete de flores que se esparció por espacio de hora y media por todo el recinto y cuyo aroma impregnó no sólo los sentidos sino también el sentimiento y el razonamiento intelectual de todos los presentes. Rosa a rosa, flor a flor, fue desgranándose el canto de, sin ningún temor a exageración, uno de los mejores tenores del mundo de hoy y, podemos augurarlo, de los más importantes del siglo XXI que ahora empieza, aunque la corroboración de este aserto corresponderá a los colegas del futuro. Se trata de Juan Diego Flórez (si, así como el santo de reciente cuño y apellido terminado en Z), tenor peruano de 30 años de edad y apenas 13 de haber iniciado sus estudios musicales, no obstante lo cual es la sensación del momento en el mundo operístico, quien ofreció un concierto único el pasada jueves 3 en la Sala Nezahualcóyotl. Habiendo debutado hace sólo 7 años, en 1996 en el Festival Rossini de Pesaro, Flórez pisó ya las más conspicuas casas de ópera del orbe como la Scala, el MET, y el Covent Garden, y su agenda está llena hasta el 2008. Haberlo tenido aquí, entonces, es una verdadera lotería que debe agradecerse a quienes hicieron posible su presencia. Quienes me conocen saben que no soy dado a las genuflexiones ante ningún tipo de autoridades empero, en este caso, no puedo dejar de manifestar mi reconocimiento porque el concierto que ofreció Flórez fue auténticamente extraordinario y memorable. Y es que el joven tenor es realmente un fuera de serie, uno de esos fenómenos que se producen de cuando en cuando, llenan todo un lapso y no se puede hablar de un periodo determinado si no se les menciona. Puede esto sonar exagerado pero es que Juan Diego Flórez es, en primer lugar, dueño de una voz bellísima, un timbre verdaderamente luminoso, enorme musicalidad, técnica depurada y refinada elegancia, a más de un perfecto conocimiento y dominio del estilo lo cual lo hace navegar en las procelosas aguas del bel canto con una asombrosa "facilidad". Pongo entre comillas "facilidad" porque lo que Flórez hace nada tiene de fácil sino justamente lo contrario y eso aunado a sus otras particularidades, lo convierten en un cantante de excepción. Programa plagado de dificultades técnicas En el concierto de referencia, íntegramente dedicado a Rossini, el tenor hizo lucir todas sus cualidades pero de ninguna manera con pedantería o presunción sino al contrario, con una jovialidad y galantería contagiosa que hacía ver cómo disfrutaba, gozaba cada interpretación. Con un programa plagado de dificultades técnicas que hubieran puesto en aprietos a otro cualquiera, Juan Diego Flórez ofreció, entre otras, rarezas tales como "Rita" de la cual cantó el aria "Allegro io son" o "Che ascolto!...Ah, come mai senti" del Otelo pero, recuérdese, el Otelo rossiniano no el de Verdi. Acompañado por una orquesta de esas que se forman con los mejores atrilistas disponibles de las otras orquestas, que estuvo dirigida por el maestro italiano Ricardo Frizza que ya ha trabajado con Juan Diego, el tenor finalizó su inolvidable concierto con dos arias de regalo, "Cessa de piú resistere" de "El barbero de Sevilla", la imprescindible "Una furtiva lágrima" del "Elixir de amor" y una versión extraordinaria de la muy conocida canción peruana "La flor de la canela". Flor y aroma, poesía hecha canto en una voz y presencia por demás gratas, el concierto de Juan Diego Flórez allí quedó para los que tuvimos el privilegio de escucharlo y cuyo recuerdo guardaremos en el cofre del tesoro. Cautiva Flórez al respetable con su canto de altura andina Juan Solís, El Universal, 5 July 2003 El tenor peruano hizo alarde de una voz que nunca cayó en excesos e hizo de la precisión y la belleza sus argumentos A pesar de que asegura tener pulmones pequeños, y de que la altura de la ciudad de México no ayuda mucho al bel canto , Juan Diego Flórez arrancó aplausos de pie al público congregado la noche del jueves en la Sala Nezahualcóyotl. El tenor peruano hizo gala de su prodigiosa voz, que le ha permitido estar colocado en los primeros planos de la escena operística mundial. Noche sin lleno en la mejor sala de conciertos de Latinoamérica, a la que acudieron personalidades de todos los campos, incluyendo a Raúl Falcó, coordinador de música y ópera del INBA, o bien al politólogo Federico Reyes Heroles. Vestidos con frac negro, en perfecto contraste con las flores variopintas que surgían de un ramo colocado en la parte frontal del escenario. Flórez hizo alarde de una voz que nunca cayó en excesos, que hizo de la precisión y la belleza sus mejores argumentos. En la primera parte del recital, el tenor de 30 años interpretó arias de Rossini: La urraca ladrona, Otelo, El señor Bruschino y La Cenerentola , mezcladas con incursiones de oberturas a cargo de la orquesta dirigida por Ricardo Frizza. Luego del intermedio vinieron fragmentos de Los Capuleto y los Montesco , de Bellini; y de Rita y La hija del regimiento , de Donizetti. Vino un aplauso prolongado que presagiaba el primer encore : la parte final de un aria de El barbero de Sevilla , de Rossini. De ahí, a una conmovedora interpretación de Una furtiva lágrima , de Donizetti. Luego de la especie de shock en que cayó el público, sólo roto por el sonido de un furtivo celular, vino el encore final, en el que Flórez se remontó a sus raíces peruanas al cantar La flor de la canela . Los aplausos se oían hasta el vestíbulo de la sala en donde ya comenzaba a formarse la fila de admiradores, deseando tener estampada en su disco compacto, la rúbrica del tenor. |
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