REVIEWS Recital, Auditorio Nacional, Madrid, 23 June 2004 |
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Photo by Jaime Villaneuva for El Mundo Una voz prodigiosa, El Mundo, 25 June 2004 La llama suave, El País, 25 June 2004 Juan Diego Flórez, el secreto es el aire, La Razón, 25 June 2004 "Hoy teníamos que estar todos", Diario Directo, 29 June 2004 _______________________________________________________________ |
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Una voz prodigiosa Carlos Gomez Amat, El Mundo, 25 June 2004 MADRID.- El Ciclo de Grandes Intérpretes que organiza la Fundación Scherzo se concentra siempre en el piano. Sin embargo, en esta ocasión ha roto su línea para dar paso a la voz, sin faltar al enunciado, puesto que el peruano Juan Diego Flórez es un gran intérprete con una voz prodigiosa. Ojalá los dioses le conserven esa simpática humildad con la que administra su singular tesoro. Con la colaboración del pianista norteamericano Vincenzo Scalera, que acompaña con discreción, seguridad y buen gusto, Flórez ha presentado un programa algo heterogéneo y con un orden particular, pero ello le ha servido para demostrarnos las distintas facetas de su personalidad. En un recital como éste, de música teatral, se echa de menos la orquesta, porque hasta suena mejor la voz, sobre todo en una acústica como la del Auditorio, que no favorece especialmente al que alguna vez se ha dicho que es el instrumento más perfecto. No es verdad, pero en su imperfección y en su fragilidad están las bases de su gloria. Se habla de Pavarotti, cuyo arte no tiene nada que ver con el de Flórez. Y también del maravilloso Alfredo Kraus, con el que sí puede haber relación. Pero en Kraus admirábamos, en primer lugar, la técnica y el refinado sentido musical. También Flórez es musical 100 por 100, pero lo más valioso está en el bellísimo timbre y en las facultades naturales, verdaderamente asombrosas y mejoradas por el buen estudio. Una voz así es como un paisaje natural, como un bello cuadro o como un poema. Cosas que nos ayudan a resistir lo que dijo un peruano grande y humilde, César Vallejo: «Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!». A un Mozart para abrir boca siguió un delicado Cimarosa. Luego la gloria de Rossini y Donizetti en un belcantismo que se recupera en nuestro tiempo. La pura belleza de Gluck, zarzuela -¿cuándo empezamos a enseñar el estilo y el sentido del género?- para rematar con los nueve do de La hija del regimiento, fluyendo sin esfuerzo. Con la zarzuela hay que tener cuidado, porque se mete todo en el mismo saco y la verdad es que hay variedad de calidades. El entusiasmo subió en la segunda parte y se desbordó al final.Propinas: Barbero y Agustín Lara en versión libre de voz y piano.A Lara le respetan menos que a Rossini. Se lo perdonamos. El repertorio se amplía así. Estupenda la nota de José Luis Téllez. Calificación: **** La llama suave Juan Ángel Vela del Campo, El País, 25 June 2004 Con un programa variado en cuanto a despliegue de recursos vocales, exigente al máximo en las dificultades y adecuadamente estructurado, se presentó oficialmente en Madrid el joven tenor peruano de 31 años Juan Diego Flórez, elevado a su corta edad a la mayor cumbre del repertorio belcantista. No es Juan Diego Flórez un tenor que realice fácilmente concesiones y efectismos para el público. Tiene un riguroso discurso musical, que sigue al pie de la letra. Por supuesto que los agudos los emite como nadie, con una limpieza admirable, pero sin ningún tipo de enfatización o exhibicionismo. Son, en cualquier caso, un aspecto más; en ningún caso el prioritario. Lo que importa por encima de todo es la naturalidad, la sencillez, la ausencia de artificio, el intachable fraseo, la belleza tímbrica y un buen gusto en que conviven a partes iguales la espontaneidad y una matizada componente intelectual. Así, y luchando contra viento y marea contra la acústica no precisamente ideal para las voces del Auditorio Nacional, Juan Diego Flórez desplegó desde el comienzo un Mozart de un enorme refinamiento y un cimarosa en que los aspectos teatrales o, si se quiere, la comicidad se colaba con la sutileza de una comedia de la vida, sin afectación. Llegó Rossini, la especialidad del tenor, y con Oh fiamma soave', de La donna del lago, todas las cartas que definen la condición del artista se pusieron sobre la mesa: la melancolía de la abstracción, el romanticismo sosegado, los adornos moderadamente cercanos, en fin, la suave llama o, lo que es lo mismo, el soñado equilibrio entre pasión y contención, entre fuerza y delicadeza. Insuperable. Con Gluck, especialmente con los dos fragmentos de Orfeo, la emoción se hizo afortunadamente inevitable, pero una vez más desde la confidencia. La zarzuela adquirió tintes belcantistas en sus romanzas, tal y como había anticipado José Luis Téllez en el admirable texto del programa de mano. Al final, Donizetti, con la pirotecnia de los nueve dos sobreagudos de Ah, mes amis, expuestos con un desparpajo insolente pero sin dañar la musicalidad. Y siempre con la colaboración musical de un pianista fuera de serie en el acompañamiento, Vincenzo Scalera, gran triunfador también de la noche, ante un público más habituado al piano que al canto. El entusiasmo se desató al final, con los agudos, pero el arte verdadero había impregnado toda la tarde. Un guiño a El barbero de Sevilla y una prescindible versión de Granada alargaron la velada entre aclamaciones. Tal vez no haya sido la mejor actuación del tenor peruano en España, pero eso es, al fin y al cabo, secundario. Lo que se ha puesto de manifiesto una vez más es el esfuerzo, la generosidad, la seriedad, el rigor, la deslumbrante técnica o la pureza belcantista de un tenor cuya sabiduría vocal y artística está fuera de discusión. Juan Diego Flórez, el secreto es el aire Arturo Reverter, La Razón, 25 June 2004 Este tenor peruano, de 31 años, aplica como pocos uno de los principios básicos del canto: administrar el aire. Todo es limpio, con una zona de pasaje naturalmente resuelta. Y ello proporciona motivos de disfrute; más allá de que la voz de este tenor lírico-ligero no posea gran volumen. Pero es una voz que corre, que abunda en «sfumature», sobre un fiato no espectacular pero suficiente; con un legato musical y preciso. Con unos reguladores como los del recitativo «Misero! o sogno», del aria de concierto de Mozart K 431, aunque sea propia de un tenor de tesitura menos aguda que la de Flórez. En el aria «L espoir renair» de «Orfeo y Euridice» de Gluck o en la de «La hija del regimiento» de Donizetti, con sus nueve does de pecho, emitidos con una facilidad insultante, superó las vacilaciones del comienzo, pro- ducto de la sequedad reinante. Bien en «La donna del lago» de Rossini, de endiablada dificultad, con escaladas al re bemol sobreagudo, estupendo en la distendida aria de «Rita» de Donizetti, perfecto de línea en el rondó de «Orfeo y Eurídice». Enunció musicalmente la romanza de «Doña Francisquita», cantó con garbo «El trust de los tenorios» y expresó con intensidad «El último romántico». Una esplendorosa segunda parte del aria de «El barbero», «Cesa di più resistere», y una libre versión de «Granada» fueron los bises. "Hoy teníamos que estar todos" Raúl Fernández, Diario Directo, 29 June 2004 Gran éxito del tenor Juan Diego Flórez en su presentación en Madrid Con esta la frase nos recibió un amigo al entrar en el primer anfiteatro del Auditorio Nacional. San Sebastián, Cuenca, Barcelona, Valladolid ya habían disfrutado del arte canoro del tenor Juan Diego Flórez en concierto; Las Palmas ha tenido el privilegio de escucharlo en "La Fille du Régiment" (G. Donizetti) y en "I Puritani" (V. Bellini) En La Coruña acababa de interpretar "La Donna del Lago" (G. Rossini), y al principio de la temporada del Liceu barcelonés nos deleitó con "Maria Stuarda", en versión de concierto, junto a la diva eslovena Edita Gruberova. Si no contamos con un recital privado que ofreció en el Teatro Real, organizado por una entidad bancaria, podemos considerar que el concierto del pasado miércoles fue su presentación oficial en la villa capitalina. En aquel concierto superó la "mítica" flema gracias a su excelente técnica, infrecuente, por desgracia, entre los tenores actuales. En este primer encuentro con el difícil público madrileño, no sólo su técnica, sino, junto a ella, su voz, su musicalidad, su línea de canto y su expresividad, lograron derretirnos. Es cierto que el público venía predispuesto a disfrutar de la excepcionalidad que Flórez representa en el presente panorama vocal. El concierto formaba parte de un ciclo de jóvenes pianistas organizado por la Fundación Scherzo. La amistad entre el director de la revista y el tenor peruano ayudó a que, con calzador, se introdujera este recital. A pesar de ello, este ha sido el concierto más esperado de la temporada. Conseguir una entrada resultaba una odisea. Tal expectación no se vivía desde los tiempos en que Kraus cantaba en el Teatro de la Zarzuela. No por ello el público, en la primera parte del concierto, quemaba las palmas de sus manos con aplausos. Las dos primeras arias ("Misero! O sogno, o son desto?" de Mozart y "Pria che spunti in ciel l'aurora" de Cimarosa) no permitían el lucimiento de las seguras armas del cantante. Sin embargo, dejaban descubrir, con mayor claridad que en otras arias, que el limeño posee el dominio necesario para este estilo. A pesar de que a estas dos, le seguían otras dos de Rossini y una de Donizetti, se veía que Flórez se reservaba, y el público tampoco se prodigaba excesivamente. Digna de elogio fue la interpretación de "Oh fiamma soave", según algunos mucho mejor cantada que unos días antes en La Coruña. Tuvo que llegar Glück con Orfeo, cantando sus penas por la pérdida de Eurídice. Con "Je perdù mon Euridice" los asistentes comenzaron a animarse, aunque algunos, incomprensiblemente, se habían marchado en el intermedio. Después de Glück, un regalo a la ciudad: tres romanzas de zarzuela. Primero, "Por el humo se sabe donde está el fuego" de "Doña Francisquita" de Vives. Cantar en Madrid esta romanza es un riesgo, pues en los oídos de los aficionados queda el rescoldo de Kraus. Un canto correcto, pero fuera de estilo, casi cantado como un "Lied", recreándose en el lirismo de la pieza (algo que Juan Diego ostentó cual virtud durante toda la velada), pero con una comprensible falta de fuerza que el personaje posee en la zarzuela. Siguieron las romanzas "De este apacible rincón de Madrid", en sustitución de "Flor Roja" que venía programada, y la famosa jota del "Trust de los Tenorios", "Te quiero, morena". Pienso que a Juan Diego aún le queda tiempo para hacerse con el estilo de la zarzuela grande. Pero la apoteosis llegó con la última aria del programa y la primera de la propina. "A mes amis" (sólo cantando el inicio del aria y la parte de los nueve does de pecho), regalando dos pares de does a los que se sentaban en los bancos de coro y en tribuna, situados detrás del palco escénico. Para todos representó un gozo, casi orgásmico, escuchar la cabaletta final de la endiablada aria "Cessa di piu resistere" de "Il Barbiere de Siviglia"; aria esta que no querían dejarle cantar en su debut en La Scala, porque nadie se atreve a ejecutarla sin acabar ejecutado por la despiadada crítica y el aún más feroz público, y que ahora está obligado a cantar por contrato. Lo que de su interpretación se debe proclamar, se puede extrapolar a todo el concierto: todas las notas en su sitio, sin arrastres, ni pasarlas por encima, a ritmo y perfectamente entonadas, ataque directo de los agudos y sin los empujes ni las estrecheces a los que otros tenores nos han acostumbrado. Pero, como más arriba se dice, en Flórez no todo es pirotecnia melismática. Sería injusto hipertrofiar esta característica de su canto. Aunque sea la más llamativa, forma parte de un conjunto en el que confluyen un bello timbre, un equilibrio musical y una expresividad que le hace cantar no sólo con la voz, sino con todo el cuerpo. Expresividad vocal y gestual, pues todo en Flórez, por ahora, es armonía pitagórica llena de vida y frescura. El concierto acabó con una versión bastante libre de "Granada" de Agustín Lara. Hay que destacar el buen hacer de Vincenzo Scalera , que lo acompañaba al piano. Pero no todo el campo es orégano. En la romanza de Doña Francisquita, pese a que salió a escena con un papel sobrado de dobleces en que suponemos estaba la letra, un despiste le hizo vacilar. Aún así, salió del escollo con dignidad. ¡Qué alegría si todos los problemas de los cantantes líricos contemporáneos fueran como este! Hasta enero no volveremos a verlo por la capital, en esta ocasión será para cantar uno de sus caballos de batalla, el Conde Almaviva de "Il Barbiere de Siviglia"; y en febrero, podremos escucharlo en un repertorio nuevo para nuestros oídos en su voz: el lied, en este caso con Schubert, junto con canciones españolas, francesas, italianas y peruanas. El que no pueda esperar hasta esa fecha, pueden acercarse a Santander este verano. Para la próxima temporada debutará en Las Palmas de nuevo el rol de Nemorino en "L'Elixir d'Amor"; en los años siguientes arribarán Ernesto de "Don Pasquale", Ferrando de "Così Fan Tutte" y el Duque de Mantua de "Rigoletto", para el 2008, en Lima y Dresde. El próximo disco se compondrá de una selección de canciones sudamericanas, en cuya orquestación ha colaborado Flórez activamente. Parece que tenemos Flórez para una buena temporada: "Larga vida al TENOR" ___________________________________________________________________________________________ PROGRAMME Juan Diego Flórez (tenor), Vincenzo Scalera (piano) Auditorio Nacional, Madrid, 23 June 2004 Mozart: Misero! o sogno, o son desto?... Aura che intorno spiri, K 431 Cimarosa: "Pria che spunti in ciel l'aurora", Il matrimonio segreto Rossini: "Deh tu m'assisti amore", Il Signor Bruschino; "Oh fiamma soave", La donna del lago Donizetti: "Allegro io son", Rita Gluck: "O del mio dolce ardore", Paride ed Elena; "Je perdù mon Eurydice", Orphée et Eurydice; Gluck: "L'espoir renait", Orphée et Eurydice Vives: "Por el humo se sabe", Doña Francisquita Guerrero: "Flor roja", Los gavilanes Serrano: "Te quiero morena", El Trust de los tenorios Donizetti: "A mes amis",La fille du règiment Encores Rossini: "Cessa di più resistere", Il barbiere di Siviglia Lara "Granada" |
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