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VOCE DI TENORE SITE MAP
Gran voz, gran tenor, gran músico
Fernando Peregrín Gutiérrez, Mundo Clasico, 16 July 2002

El tenor Juan Diego Flórez es un interesante híbrido de la escuela
mozartiana y del bel canto del Curtis Institute of Music y la
hispano-italiana de su mentor Ernesto Palacio. Aparentemente, del
conservatorio americano obtuvo su afinación casi perfecta, su
cuadratura, su sentido del ritmo y su musicalidad; de su profesor el tenor Ernesto
Palacio, impostación a la italiana, emisión muy aérea y la riqueza armónica que
se obtiene del correcto uso de los resonadores faciales. Y tal vez, de
ambas enseñanzas, una característica que es tan importante como el valioso
instrumento vocal que posee: el buen gusto, el bien decir y expresar los
sentimientos que pretendieron transmitirnos libretistas y compositores
mediante sus textos y melodías.

Su voz es una de las más bellas de tenore di grazia que hayan aparecido
en estos últimos años; su homogeneidad en todos los registros es
notabilísima y apenas se apaga el timbre o se desnaturaliza en ambos
extremos de la notable gama dinámica que exhibe, regulando con el aire y
no con la garganta. Su media voz es de una hermosura extraordinaria, y la
colorea con generosidad e inteligencia según la canción y los
compositores.

Pudiendo buscar efectos para la galería, prefiere destacar la belleza y
seducción de una melodía, o de un aria o canción en su conjunto, que los
deslumbrantes agudos pirotécnicos que, más que resultar puro
exhibicionismo de atletismo vocal, quedan integrados con enorme sensibilidad y sentido
en la totalidad de su canto. Así, 'Ah, mes amis, quel jour de fête!', de La
hija del regimiento, de Donizetti, que cantó como propina en el recital
programado dentro del Festival Mozart de La Coruña, los nueve do agudos
sonaron como perlas engarzadas en un hermosísimo collar de notas que
como trompetazos dados desde lo alto de una escalera.

Es difícil encontrarle defectos a un cantante con tan hermosa materia
prima vocal, gran sensibilidad musical, técnica segura y exquisito
gusto. Mas si algo hubiese que decir al respecto, me sentiría inclinado a
recomendarle al tenor que mejorase la provisión final del fiato, ese
último soplo de aire que aparece como por milagro en las grandes figuras del
canto, como fue Alfredo Kraus, y que cuando, por ejemplo, la nota aguda y
sostenida parece que no puede alargarse más sin perder la riqueza de armónicos de
una voz bien timbrada y emitida, aparece el hilo extremo de aire -- que no
de gola -- que se expande por los resonadores y se proyecta como resplandor
sonoro por toda la sala, culminando con brillo adicional la aguda nota,
redondeándola, en suma, con esa plenitud armónica que es una de las
glorias del gran melodrama romántico italiano.

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This page was last updated on: July 23, 2002