Juan Diego Florez Reviews - Fille du Regiment, Lima, April 2004

La majestuosidad y el romanticismo puro de La hija del regimiento cautivaron al público que asistió al estreno de esta ópera en el teatro Segura. No podía ser de otra manera, puesto que esta obra lírica escrita por Donizetti en 1840 está concebida para conquistar el corazón del espectador y ayer en la noche se ofreció el más alto nivel operístico.

Cuando se abrió el telón del Segura, la imponente escenografía proporcionaba el marco ideal para una historia de amor ambientada en el siglo XIX durante las invasiones napoleónicas. Pero otro elemento importante en esta obra lírica fue el elegante vestuario de época, que fue traído desde Milán, Italia, para esta fastuosa presentación.

Juan Diego Flórez, quien encarna a Tonio, un campesino que se había enamorado de una bella muchacha llamada María y que es interpretada por Lubica Vargicova fue aclamado por el público, que había quedó impresionado por su talento lírico y su gran capacidad actoral.

De otro lado, Katia Ricciarelli, la afamada soprano italiana, representó a la marquesa, un personaje exultante, pero también provisto de gracia. Asimismo,Lubica Vargicova hechizó con la magia de su voz a todo el regimiento de espectadores.

En esta historia, la marquesa deja abandonada a María, quien era su hija ilegítima. Luego esa niña es adoptada por el regimiento número 21 de granaderos de las fuerzas napoleónicas de ocupación en la ciudad de Tirol. Ya adolescente conoce a Tonio y ambos se enamoran, pero el muchacho al pertenecer al bando enemigo causa la ira de los franceses.

Ante este problema, Tonio se enrola en el regimiento francés para poder casarse con María. Pero esto no fue suficiente, la marquesa retorna a la vida de esta y se la lleva para que se eduque con la alta sociedad y se case con un hombre de abolengo. Sin embargo, ante la desesperación de estos jóvenes enamorados, la marquesa conmovida no insiste más y consiente la unión.

"La fille du regiment" (La hija del regimiento de Gaetano Donizetti) es sin lugar a dudas una de las óperas más encantadoras del repertorio belcantista, que une a su partitura fresca y vibrante una hermosa historia de amor. Pero esta no es sino el pretexto para exponer a los solistas a momentos de gran dificultad técnica y vocal. La asociación Amigos Peruanos de la Ópera y la Universidad de San Martín de Porres nos presentaron un elenco de verdaderas figuras encabezado por nuestro gran tenor Juan Diego Flórez que el martes nos demostró el porqué es considerado una de las estrellas más fascinantes del mundo de la ópera. Y es que Juan Diego posee no solo una bella voz sino que a esta suma una técnica prodigiosa solo comparable a la del mítico Alfredo Kraus. Sobre todo exhibe refinamiento, buen gusto, inteligencia y calidez.

En otras palabras, Flórez es un artista de altísimo grado. Su interpretación del aria de los nueve do, como se conoce al aria "a mes amis", fue un alarde de posibilidades. Pero fue en el aria del segundo acto que realmente demostró su altísimo grado de perfección técnica y estilística, así como su incomparable arte. Por otro lado, la soprano Lubica Vargiciova fue una Marie fantástica, poseedora de una voz de gran belleza que aparte de una buena técnica mostró agudos fantásticos que de inmediato conquistaron al público que acudió al teatro. Paolo Bordogna fue un Sulpice estupendo que unió a su magnífica voz de barítono un desempeño artístico de altísimo nivel.

También fue increíble ver a la gran diva italiana Katia Ricciarelli en su debut en Lima y en un papel que canta por primera vez, el de la marquesa. Elogios aparte merecen la escenografía y el vestuario que fueron traídos desde Italia, verdaderamente un lujo que solo se pueden dar los grandes teatros del mundo y que Lima ha podido apreciar esta vez. La reggia de Massimo Gasparon fue ágil, dinámica y sumamente eficiente y obtuvo también un gran éxito en esta producción. Por otro lado, la orquesta Alejandro Granda de Amigos de la Ópera estuvo genialmente dirigida por el extraordinario director italiano Riccardo Frizza que demostró un altísimo nivel. Felicitaciones también al Coro Nacional del Perú, que dirige el maestro Andrés Santa María, por su magnífico trabajo, así como a los comprimarios que ayudaron en el éxito del espectáculo.

El joven tenor peruano Juan Diego Flórez deslumbró nuevamente con su prodigiosa voz al público limeño, que lo ovacionó largamente en la primera ópera que interpreta en Perú y en la que demostró por qué es una de las figuras líricas más aclamadas en el mundo.

Flórez, de 31 años, sólo ofreció recitales en Lima en años pasados y por ello su participación en la ópera "La Fille du Regiment" (La hija del regimiento) de Donizetti, que se estrenó el martes, generó gran expectativa. Las localidades quedaron agotadas para sus únicas tres funciones.

El lunes Flórez fue condecorado también por el presidente Alejandro Toledo con la orden al mérito por servicios distinguidos en el grado de Gran Cruz, por la "profunda inspiración" que significa para el Perú su éxito internacional.

Empezó en el Teatro Segura la temporada de Amigos Peruanos de la Ópera copresentada por la Universidad San Martín de Porres. La Fille du Régiment de Gaetano Donizetti marcó además el debut operático en Lima de Juan Diego Flórez. La Fille, estrenada en 1840, pertenece a los años en que Donizetti compuso para la ópera de París. Es una opéra comique, cuya versión original en francés - la presentada en esta oportunidad en Lima- tiene diálogos hablados y no recitativos.

El rol principal es el de la soprano ("Marie", hija adoptiva de todo un regimiento napoléonico), siendo el más exigido y el que brilla ostensiblemente sobre los demás papeles. Demanda todos los recursos vocales, ornamentaciones acrobáticas y sobreagudos, propios de la ópera buffa del bel canto. Famosas "ruiseñores" desde Jenny Lind hasta Joan Sutherland, pasando por Toti dal Monte y Lilly Pons, la mantuvieron siempre en el repertorio, lo que no ocurrió con decenas de óperas de Donizetti - sobre todo las trágicas- que solamente en las últimas décadas han sido repuestas.

La soprano Lubica Vargicova se lució como una gran "Marie". Posee todas las cualidades para el repertorio belcantista: una bellísima voz de buena potencia, estupendos sobreagudos y técnica sumamente pulida que le permite la ejecución de virtuosísticos ornamentos y acrobacias. Tiene una bella figura y además gracia y talento escénico.

"Tonio"- el jovencito enamorado de "Marie"- estuvo a cargo de Juan Diego Flórez. Se trata de un papel que si bien, como he dicho, no prevalece sobre el de la soprano, es de gran exigencia, con arias impresionantes (entre estas la de los nueve do, que contribuyó al lanzamiento a la fama mundial de Luciano Pavarotti ), además de gran belleza melódica. Juan Diego Flórez demostró a cabalidad porqué la crítica mundial lo considera el mejor tenor del mundo en su cuerda. Esta ópera le permite mostrar su excelente calidad vocal, su amplio registro y su impecable técnica, asimismo de sus cualidades escénicas.

Katia Ricciarelli fue la "Marquesa de Berkenfield" (madre de "Marie"), con solvencia, gracia y gran prestancia teatral, poniendo en realce su vasta experiencia. El barítono Paolo Bordogna cantó el rol de "Sulpice" (sargento jefe del regimiento), poniendo en evidencia su voz estupenda, comicidad de muy buen gusto y fina musicalidad. Sorprendió gratamente, por su voz y talento teatral, el barítono peruano Xavier Fernández como "Hortensius" (mayordomo de la "Marquesa"). Los coros muy bien preparados por Andrés Santa María destacaron por su buen movimiento escénico, algo inusitado en las puestas limeñas. La dirección musical de Ricaredo Frizza fue impecable y la orquesta "Alejandro Granda" tocó con corrección.

Fue realmente notable la regie de Masimo Gasparon (escenografía y trajes incluidos que vinieron directamente de casas especializadas en Italia). La Fille obtuvo una puesta digna de cualquiera de los mejores teatros del mundo: Ópera al más alto nivel. Se sienta un nuevo hito, un estándar de calidad internacional, con figuras plenamente vigentes y consagradas o que están al menos en una carrera ascendente en los mayores escenarios mundiales. Cabe destacar que en el presente, con la amplia difusión que tienen las óperas más famosas, se sitúan como referentes y estándares de calidad producciones de primer nivel y de cuidado en todos los detalles. Ya no hay espacio para esfuerzos simplemente meritorios, "adaptados a las posibilidades del medio"

La locura lírica se desató el martes en Lima con la primera actuación en una ópera escenificada del tenor peruano Juan Diego Flórez en su ciudad natal. La hija del regimiento, de Donizetti, fue el título elegido para la ocasión, con sus nueve dos del aria 'A mes amis' ejecutados con una limpieza absoluta por el cantante, como quien se toma un vaso de agua. En la víspera del acontecimiento, Juan Diego Flórez fue distinguido por el presidente Alejandro Toledo con la medalla de la Orden al Mérito por servicios distinguidos en el grado de Gran Cruz, en un abarrotado Salón Dorado del Palacio Presidencial. Juan Diego Flórez, que también fue nombrado profesor honorario por la Universidad de San Martín de Porres, es, a sus 31 años, un símbolo de la cultura operística vocal, con el tenor como gran figura y el agudo como fetiche. Heredero, en cierta medida, de Alfredo Kraus por su perfeccionismo, y proclamado por Pavarotti como el mejor tenor del mundo en la actualidad, el artista peruano ha galvanizado a la afición operística de Lima con un gesto que le honra, el compromiso de cantar al menos una vez al año en la ciudad que le vio nacer.

Para ello, se ha organizado por la Asociación de Amigos Peruanos de la Ópera y la Universidad San Martín de Porres un minifestival con ánimo de continuidad en el teatro Segura, con un par de títulos operísticos, recitales y un ciclo de clases magistrales en el Instituto de Arte Lírico de la citada universidad, en el que intervienen durante estos días Lubica Vargicova, Katia Ricciarelli, Ernesto Palacio, Daniela Barcellona, Mariella Devia y el propio Flórez. La institución universitaria se ha comprometido hasta las cejas con el proyecto y tiene incluso la intención de aportar en breve una orquesta propia. De momento, se ha contado con la bisoña orquesta Alejandro Granda, de la que el maestro Riccardo Frizza ha sacado petróleo en La hija del regimiento con una dirección llena de agilidad y brío.

La estrella de la noche fue, en cualquier caso, el tenor, recibido con una explosión de bravos nada más aparecer en escena y despedido en plan apoteosis con todo el público puesto en pie en ovaciones interminables. Su actuación fue de principio a fin impoluta, refinada, técnicamente apabullante y artísticamente colosal. A las condiciones habituales del cantante se unió en esta ocasión la dimensión afectiva del reencuentro con sus compatriotas.

Estuvo crecida asimismo la soprano Lubica Vargicova y se notó el paso del tiempo en la veterana Katia Ricciarelli. La representación tuvo temperatura en todo momento, con un sabor vocal inequívoco, como de otra época. La esteticista puesta en escena fue llevada con eficacia por Massimo Gasparón.

De la acogida entusiasta a Juan Diego Flórez en Lima -"el tenor nacional", como le definió el presidente Toledo- se pueden sacar al menos dos conclusiones. Una de ellas es la añoranza de grandes figuras del canto, la necesidad de ídolos que den un empuje a la tradición vocal de la ópera. Lima se ha dejado llevar apasionadamente por su embajador vocal en el "mundo ancho y ajeno", que diría Ciro Alegría. La otra es que estos nuevos mitos deben estar en consonancia con los tiempos que corren. Flórez, evidentemente, lo está. Su vertiginoso éxito a edad tan joven no le ha privado de sencillez, sentido de la realidad y hasta compromiso humanista. Es un ídolo cercano. Como requiere el siglo XXI.