Listen to Flórez singing Quant'è bella from this production (wav file courtesy of Almaviva). |
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REVIEWS L'elisr d'amore, Las Palmas April 2005 |
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Photo from Canarias 7, 14 April 2005 Una noche con más de una estrella, Canarias 7, 14 April 2005 Los prodigos del 'Elisire', La Provincia, 15 April 2005 Flórez, con Canarias de pie, La Razón, 16 April 2005 Y Nemorino se hizo canario, ABC, 18 April 2005 El rey se divierte, El País, 18 April 2005 L'elisir d'amore, Stephen Cutler on Opera-L, 18 April 2005 [external link] _______________________________________________________________ |
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Una noche con más de una estrella Canarias 7, 14 April 2005 El estreno del tercer título del festival de ópera, 'l'elisir d'amore', supera las expectativas El tercer título de la temporada del XXXVIII Festival de Opera de Las Palmas supuso un nuevo éxito no sólo por la presencia de una de las más grandes estrellas del momento sino por la totalidad del espectáculo. La nueva producción de ACO está basada en Néstor Martín-Fernández de la Torre. Se recrean rincones de la isla con personajes ataviados con trajes típicos, quizá en uno de los más acertados acercamientos a la estética del artista grancanario de las que hemos observado sobre un escenario. La labor de Mario Pontiggia como director de escena fue de las mejores que le recordamos, con soluciones muy originales para momentos muy tópicos, al servico de lo teatral y de lo musical, algo que dio al espectáculo una trasfondo de optimismo que inundó su totalidad. De nuevo el tenor Juan Diego Flórez vuelve a estrenar papel en este festival repitiendo éxitos anteriores. Nemorino le viene como anillo al dedo a su voz, siempre brillante, luminosa y cálida, con una facilidad de emisión que nunca deja de asombrar y una homogeneidad en todos los registros que dice mucho y bien de su técnica, a lo que habría que añadir un saber estar en escena que le da un halo de protagonismo que no todos alcanzan. No sólo por lo esperada y conocida fue su aria Una furtiva lacrima lo más aplaudido de la noche, ya que sin lugar a dudas fue donde más cómodo se le observó. Pero como ya ocurriera en citas anteriores Flórez estuvo secundado a un gran nivel, no sólo brilló la estrella en esta representación ya que la Adina de la joven soprano Laura Giordano fue todo un descubrimiento por su delicada pero precisa y limpia voz que encandiló a veces tanto como el propio tenor, siendo el complemento perfecto a éste en los dúos. Es una voz que habrá que tener muy en cuenta. Pero no quedó ahí la cosa ya que excelente también fue la aportación de Alfonso Antoniozzi en un fresco y diferente acercamiento al personaje de Dulcamara. Completando el reparto José Julián Frontal, que fue mejorando a lo largo de la representación tras un comienzo algo dubitativo; y Davinia Rodríguez, que demostró que nuestra tierra sigue dando talentos para el mundo de la lírica. La dirección musical estuvo a cargo de Riccardo Frizza cuya mejor virtud fue la de pasar inadvertido en numerosas ocasiones dejando todo el protagonismo a las voces, lo cual a la postre fue todo un acierto. La Filarmónica sonó como todos esperamos en este tipo de repertorio, cuya aparente facilidad suele traicionar. n tan propicias. Obra. 'L'elisir d'amore' de Gaetano Donizetti. Libreto de Felice Romani. Intérpretes. Laura Giordano (Adina), Juan Diego Flórez (Nemorino), Alfonso Antoniozzi (Dulcamara), José Julian Frontal (Belcore), Davinia Rodríguez (Gianetta). Dirección Musical. Ricardo Frizza. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Coro del Festival de Ópera dirigido por Olga Santana. Dirección de Escena. Mario Pontiggia. Escenografía y vestuario basadas en la iconografía original de Néstor Martín-Fernández de la Torre. Diseño de luces. Eduardo Bravo. Lugar. Teatro Cuyás. Los prodigos del 'Elisire' La Provincia, 15 April 2005 En el largo haber de éxitos que los ACO han venido cosechando a lo largo de su gestión de las temporadas de ópera en Gran Canaria, ya queda incorporado, con letras de oro, el de este Elisir d´amore como una de las más altas cotas de calidad en todos los aspectos. Mucha era la expectación por la presencia de Juan Diego Flórez que efectuaba su primera experiencia en el rol de Nemorino, ya que éste es uno de los papeles de la cuerda tenoril más representativos y más cercanos al público de todos los teatros. Y no es para menos, puesto que Flórez, año a año, en cada rol que incorpora a su repertorio, demuestra su indiscutible magisterio y su primer puesto en su cuerda. Pero no sólo por el privilegio de contar con el sobresaliente tenor peruano el público ha gozado plenamente de esta exquisita humorada donizettiana, sino porque el conjunto fue cuidado en todos los detalles, tanto en lo bien elegido que ha resultado todo el elenco, de voces jóvenes y excelente adecuación física a cada personaje, como en la extraordinaria concepción escénica de Pontiggia, y la acertadísima batuta de Frizza. Cuando de un título tan popular y trillado como es Elisir d´amore se consigue decir algo nuevo, tanto en lo musical como en lo escénico, es que hay una preocupación conceptual previa que busca dar sentido a la propuesta. Luego, se puede opinar, someter a los juicios personales, pero, partiendo de un argumento justificado. Con buen criterio, a mi entender, Pontiggia incide en los aspectos más lúdicos de este título, que, como es sabido, es uno de los más representativos del repertorio buffo. Huyendo de tópicos, y haciendo abstracción de lo campesino, el regista argentino se inspira en Néstor Martín-Fernández, para ambientar la obra en un espacio de cierto sabor canario, pero, al igual que hiciera el gran creador del Poema del Mar, sin atenerse a un localismo concreto, sino de manera mucho más universal. Y funciona admirablemente, porque hubo constante regocijo del público, contagiado por la frescura que desde el escenario inundaba toda la sala. Los continuos guiños a otros géneros como a la zarzuela o casi a la revista, e incluso a lo cinematográfico (por ejemplo en los pasitos de los soldados, en la línea de Tati) dan muchísimo juego y producen la justa comicidad gracias, además, a la entrega de todos, solistas, coro y figuración, que siguen con entusiasmo inusual las directrices. Ricardo Frizza, haciendo honor a su apellido, consigue una música realmente frizzante, llena de chispeante frescura en los tempi más movidos y una atención total y plena al canto, pues deja a los solistas frasear con total comodidad y que desplieguen con absoluta nobleza la línea vocal en el cantabile y en los momentos más líricos. Fraseo. Como ya dijimos, Juan Diego Flórez vuelve a triunfar por la perfección de su fraseo, por la esmerada proyección de la voz, por la vocalización curadísima, que nos permite entender cada palabra que pronuncia. La seguridad infalible en los agudos, el buen gusto en lo musical se ponen de manifiesto en cada una de sus intervenciones, desde el "Quanto è bella" hasta los momentos más cómicos del último acto y, en lo actoral sabe participar de forma hilarante en el juego propuesto por Pontiggia. Su triunfo, además de indiscutible, es más que justificado. Laura Giordano ofrece una Adina llena de encanto en lo vocal y en lo escénico. La pureza de su timbre, la adecuada intención en lo expresivo y la capacidad para contrastar las diversas facetas de su personaje, fueron virtudes evidentes para un público que la aplaudió sin reservas. Alfonso Antoniozzi es un Dulcamara genuino, pródigo en toda clase de recursos, sea en lo gestual sea en lo vocal. Difícilmente podremos encontrar en este personaje hoy en día a alguien más creíble y con tanta versatilidad como este espléndido cantante italiano. José Julián Frontal por su parte también se entrega a fondo en todos los sentidos en su fanfarrón Belcore, haciendo gala, además, de la importancia y belleza de su instrumento canoro. Cerraba el reparto Davinia Rodríguez, que demostró cómo no hay papeles menores cuando se hacen con tanta desenvoltura en lo escénico y tanta precisión en lo vocal. Espléndido el coro en todas sus intervenciones, con empaste, flexibilidad para los matices y grandes dotas para lo teatral. Correcta la orquesta, con gran disciplina en la labor de acompañamiento, pues se respetó al máximo el equilibrio sonoro entre foso y escenario. La frescura y limpieza del espacio escénico, realzados por la oportuna iluminación de Eduardo Bravo fueron los elementos que terminaron de cerrar esta espléndida producción, que marca un hito, sin duda en este certamen. Flórez, con Canarias de pie Gonzalo Alonso, La Razón, 16 April 2005 El Festival de Ópera de Las Palmas se apuntó un tanto al confiar en el futuro de Juan Diego Flórez y llegar a un acuerdo con él para que incorpore papeles a su repertorio en la isla. Lo hizo el pasado año con «Puritani» y éste con «Elixir d'amore». El éxito ha sido nuevamente inmenso, con interminables aplausos tras la célebre «Una furtiva lágrima» y en el saludo final con el público en pie. Se gozó de la belleza de la voz y la casi elegiaca, línea de canto. Le viene bien el Nemorino, pero le vendrá aún mejor dentro de unos años, cuando el centro haya ganado más peso. Pero hoy la ópera no puede basarse en un solo divo y el conjunto fue planificado con detalle. Acertó Pontiggia al trasladar la acción a las Canarias con el vistoso vestuario y la cuidada ambientación inspirada en Fernández de la Torre. La dirección escénica huía de tópicos y aprovechaba la gran ventaja del reparto: su juventud y sus ganas de actuar. Fue éste un «Elixir» absolutamente creíble, lo que pocas veces se da. Laura Giordano hacía de Adina como la hace en la vida real. Empezó casi como «soubrette», pero la voz se fue calentando y tomando cuerpo. Alfonso Antoniozzi consiguió huir de la caricaturización para Dulcamara y lo consi- guió, mientras que a José Julián Frontal no se le encontró igual de cómodo que en otras ocasiones. Davinia Rodríguez no pasó desapercibida como Giannetta. La dirección de Frizza respetó el canto sin incurrir en brillanteces especiales y logrando que coro y orquesta sonasen con nivel. Y Nemorino se hizo canario Pablo Meléndez-haddad, ABC, 18 April 2005 Música: G. Donizetti. Orquesta Filarmónica de Las Palmas de Gran Canaria. Dirección musical: R. Frizza. Dir. escena, escenografía y vestuario: M. Pontiggia. Iluminación: E. Bravo. Intérpretes: Juan Diego Flórez, Laura Giordano, Alfonso Antoniozzi, José Julián Frontal, Davinia Rodríguez. Lugar: Teatro Cuyás. Las Palmas de Gran Canaria. Fecha: 16-04-05 El debut de Juan Diego Flórez como Nemorino -en el Festival de Ópera «Alfredo Kraus» de Las Palmas- despertó expectativas no sólo a nivel nacional: varios medios europeos comparecieron para reseñar lo que se transformó en acontecimiento, como casi todo lo que hace el tenor peruano, una suerte de Rey Midas de la ópera. Su generoso caudal, bellísimo color de voz, amplio dominio técnico y un fraseo impoluto hicieron de su entrega vocal la concreción de un sueño para el espectador: el Nemorino soñado. En esta ocasión, incluso su lucha particular contra la sobreactuación dio espléndidos resultados siendo recibido por una rotunda «standing ovation». La producción firmada por Mario Pontiggia funcionó fantásticamente bien en esa atmósfera llena de luz isleña con que empapó este «L´elisir», con telones e imaginería que rinden homenaje al arte del gran Fernández de la Torre. Su propuesta dramatúrgica es convencional, pero las citas a la arquitectura local, a los trajes regionales canarios -ellos vistiendo la tradicional «nagüeta»- y hasta con saltonas canarias coreografiadas, apareció llena de aires nuevos, todo coronado con ese elixir de... plátanos. A José Julián Frontal le costó moverse en la vocalidad de Belcore, con una emisión poco diáfana y agilidades duras. Correcta la Giannetta de Davinia Rodríguez, de voz de emisión suficiente, mientras que Laura Giordano bordaba el papel de Adina con una línea dúctil y bien enfocada con la que sacó el suficiente partido a un instrumento de cuerpo débil y poco atractivo. Alfonso Antoniozzi conoce todas las aristas de Dulcamara, pero su emisión es gutural y poco sana. La Filarmónica de Gran Canaria estuvo suficientemente controlada bajo las órdenes de un rutinario Riccardo Frizza, quien, sin embargo, demostró capacidades como concertador conjuntando al eficaz coro del Festival -que dirige con sapiencia y energía Olga Santana-, al foso y a los solistas. Un «Elisir» con denominación de origen canaria. El rey se divierte J. Á. Vela Del Campo, El País, 18 April 2005 Hace unos pocos años el mundo de la lírica se lamentaba por la ausencia de tenores jóvenes que recogiesen el testigo de las viejas glorias. La crisis parece que se va superando a pasos agigantados y así el inglés Ian Bostridge impone su liderazgo en el universo del lied, el canadiense Ben Heppner en el repertorio wagneriano e incluso el mexicano Rolando Villazón en el verismo. En el terreno belcantista, el rey es indiscutiblemente el peruano Juan Diego Flórez. En Las Palmas, el rey-tenor se ha divertido con una deslumbrante composición del personaje de Nemorino. Se ha divertido y ha provocado el delirio. Nemorino es un papel a la medida de Flórez hoy, no sólo vocalmente, sino hasta desde el punto de vista físico. Lo primero que destaca del tenor es el aire juvenil, espontáneo, de buen corazón, que otorga a su personaje. Todo desprende una frescura contagiosa. Las extraordinarias facultades como actor complementan su excepcional momento vocal. Transmite una sensación de facilidad, pero hay mucho trabajo detrás para conseguir esa naturalidad. La coherencia de la interpretación es tan admirable que cuando llega el esperado momento del aria Una furtiva lágrima Flórez no se transfigura, como otros tenores, y se deja llevar por un sentimiento exagerado en función de la plenitud de la melodía. Al contrario: mantiene la misma línea de sencillez; mantiene la prioridad de los valores teatrales del canto. Ricardo Frizza le mima desde el foso imprimiendo un sentido de ligereza a la orquesta y subrayando los valores esenciales de la comedia. Y Laura Giordano consigue, como Adina, una actuación llena de buen gusto y sustentada por una gran técnica. Se recuperan como elementos escenográficos unas pinturas de Néstor Martín-Fernández de la Torre (Las Palmas, 1887-1938). El ambiente canario de la escena contribuye a la cercanía. El público salió con la sensación de haber asistido a una representación histórica. |
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