REVIEWS La donna del lago (Concert Performance) La Coruña, 18 June 2004 & Santiago de Compostela, 20 June 2004 |
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Iano Tamar & Juan Diego Flórez in rehearsal Press Extracts: La Opinión A Coruña, El ideal Gallego, La Voz de Galicia, 19 June 2004 Huracán Rossiniano, ABC, 21 June 2004 Con Zedda triunfó el belcantismo, La Voz de Galicia, 21 June 2004 Alberto Zedda a sus anchas, El Correo Gallego, 23 June 2004 La ola y el terremoto, Mundo Clasico 25 June 2004 _______________________________________________________________ |
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PRESS EXTRACTS, 19 JUNE 2004 El virtuosismo vocal de «La Donna» sedujo al público del Festival Mozart, La Voz de Galicia [...]El público que ayer acudió a presenciar el estreno español de La donna del lago , una ópera de Rossini poco frecuente en las programaciones, se vio sorprendido por el despliegue de pirotecnia vocal de que hicieron gala sus cantantes. A falta de un mayor contenido dramático, y en esta ocasión desprovista del atractivo de la escena, la ópera enganchó a los aficionados por las proezas vocales y adornos que prodigaron sobre todo los dos protagonistas, la mezzo Daniela Barcellona y, en especial, el divo peruano Juan Diego Flórez. Ambos artistas recibieron los mayores aplausos, al término del espectáculo.[...] La ópera de Rossini causó una excelente sensación, El Ideal Gallego [...]Entre el reparto destacaba el tenor Juan Diego Flórez, cuyo canto dio vida al rey Jacobo V, quien se enamora de Elena (la soprano Iano Tamar), a orillas del lago Katrine, pero ésta -hija del líder de un grupo que se rebela contra el rey- acabará en brazos de su amado Malcom (interpretado por la mezzosoprano Daniela Barcellona).[...] El público coruñés otorga una cálida acogida a "La donna del lago", La Opinión a Coruña [...] La aparición en escena de Flórez -que interpretó al rey Jacobo, un personaje ensoñador que interesa al cantante por su similitud a la propia música, "que pasa de sentimiento a sentimiento con brusquedad"- desató los aplausos y los "bravo" de parte de los espectadores, que enseguida fueron acallados por el resto. No obstante, y pese a las ovaciones recibidas por el tenor, Barcellona -quien ocupó el papel del guerrero Malcom- fue la artista que más entusiasmo despertó en el público. Su aria en solitario, en la primera parte, consiguió que la mezzo fuese aclamada casi al unísono por los espectadores. Quizás la expresividad que tanto Barcellona como Flórez mostraron en escena, convirtiéndose en los cantantes que más dotes interpretativas demostraron, fuese la culpable de los aplausos. En cambio sorprendió el hieratismo de Iano Tamar, la dama del lago de la obra, aunque fue muy bien recibida por los espectadores que, en cambio, obviaron a Nicola Ulivieri, paradójicamente uno de los mejores intérpretes que se subieron al escenario. [...] Huracán Rossiniano Marina Cosme, ABC, 21 June 2004 Los caminos rossinianos del Festival Mozart de La Coruña van abriendo nuevos frentes, ventanas gozosas desde las que se vislumbra la genialidad del músico de Pesaro, de la mano de uno de sus defensores más sinceros, éticos y entusiastas, Alberto Zedda. Su constancia y apuesta por diversificar la oferta lírica del Mozart está llevando a pletóricas veladas, como la que él mismo comandó al frente de una Sinfónica de Galicia en estado de gracia, dúctil, flexible, delicada y pletórica en su expresión. Con estos dos mimbres de partida, uno de los «espectáculos estrella» de la edición 2004 del Festival Mozart se saldó con éxito histórico para añadir a la larga lista que el certamen puede exhibir en la estela de aquel aún inolvidable «Il viaggio a Reims». Con trazo riguroso, tenso y preciso, Zedda dibujó la obra exhibiendo un naturalismo libre, y la respuesta intensa de la orquesta, y la correcta del Coro de Cámara de Praga empujaron al espectacular reparto que acabó refrendando la fisonomía de una velada operística en la cumbre. Empezando por un Juan Diego Flórez que ofreció su canto noble y limpio a través de una emocionante declamación del estilo rossiniano, reflejo de la que ya es una de las grandes estrellas de nuestro tiempo, en un avance vertiginoso que se asienta en un despliegue técnico que va más allá, atravesando la sutil línea que diferencia a un grande de un intérprete meramente correcto. Si Flórez arrolló, no se quedó atrás Daniela Barcellona. Compartió gritos y ovaciones furibundas y apasionadas con el tenor y desplegó toda su pirotecnia vocal para exhibir su voz rotunda, tanto que apabulló por su calidad y exigencia. En pleno vendaval al mismo nivel de calidad transitó la Elena de Iano Tamar, sutil, con una elegancia en el canto asombrosa. Y a ellos se unieron Robert McPherson y Nicola Ulivieri que desarrollaron sus roles de forma impecable, fastuosa. En esa línea de trabajo, seria y responsable, también han de destacarse dos voces españolas, la de Angélica Mansilla y Felipe Nieto. Todo, en fin se confabuló, en una noche especial, fecunda en hallazgos y en la que Rossini evidenció que tiene «mando en plaza» en el Mozart coruñés. Con Zedda triunfó el belcantismo César Wonenburger, La Voz de Galicia, 21 June 2004 Ese gran éxito que ya le estaba faltando al Festival Mozart llegó por fin, como no podía ser de otro modo, con el aguardado Rossini del sumo especialista, Alberto Zedda. Después de su exquisito Cavalli y luego de esta ejemplar Donna del lago , el maestro milanés ha vuelto a revalidar su condición de auténtica estrella del certamen. El otro día, con su socarronería habitual, Zedda afirmaba que el único aspecto mejorable en el reparto artístico de este título rossiniano era él mismo. Es cierto que sin un cast de primer nivel, y ahora lo ha habido, con algunos reparos, no se puede abordar una obra como La Donna , que basa su encanto primordial en el sutil poderío de las voces. Pero aquí, más que en otras partituras belcantistas, por lo exigente de la escritura, se requiere un director que facilite su labor a los cantantes, concediéndoles libertad para respirar con la música; gobierne al coro con pulso firme en sus numerosas intervenciones (soberbio el de Praga) y sepa encontrar en la orquesta los colores precisos que iluminan una de las más poéticas partituras rossinianas. Logra además el justo equilibrio entre las momentos heroicos y las escenas más íntimas. Si bien en algunos instantes, sobre todo del primer acto, a la lectura de Zedda le faltó algo de esa poesía que Rossini reclama. En conjunto, su concepción global de la obra resultó modélica. Para poner en pie el monumental edificio que ya anuncia esa obra maestra que este certamen no debería dejar de programar, muy por encima de otras de menor interés, Guillermo Tell , el director contó con colaboradores de lujo, empezando por una orquesta inspiradísima, entregada a las indicaciones de la briosa batuta, dúctil y poderosa, con unos finales de acto de enorme brillo, a la que se sumó un coro ejemplar. Entre los cantantes, dos estuvieron muy por encima del resto. La mezzo Daniela Barcellona arrancó algo fría, la mecánica del canto a veces se impone en ella sobre la expresión y sus graves no siempre tienen la rotundidad deseada, pero su interpretación fue ganando en hondura y expresividad para acabar triunfando. Del joven divo peruano Juan Diego Flórez sólo puede decirse que intérpretes de su inteligencia y clase se dan uno en un millón. Domina todas las facetas del canto con una madurez pasmosa: en él la técnica pasa a un segundo plano, haciendo fácil lo que no lo es, y convirtiendo las notas en palabras a las que sabe dotar de su significado preciso. Un fenómeno. Menos interesante el resto, con una Iano Tamar en la que sólo en ocasiones (el rondó final) la intérprete sensible se impuso sobre las asperezas de una voz no siempre adecuada para el papel. Robert Macpherson es un falsetista de técnica poco ortodoxa, o simplemente inexistente, un remedo del gran Chris Merrit. Nicola Ulivieri ha echado por tierra las buenas esperanzas que hizo albergar en su presentación, hace pocos años, en este festival: aunque es un cantante estimable, su instrumento carece de las pastosidad y la proyección deseables. Detalles menores que no empañaron una gran noche de ópera de las que no abundan precisamente. 'La donna del lago': Alberto Zedda a sus anchas Ramón García Balado, El Correo Gallego, 23 June 2004 Telón de temporada con préstamo rossiniano en una producción del Festival Mozart de A Coruña que tomaba como patrón la edición crítica realizada por Colin Slim que, con fortuna, pasará por ser la definitiva, no en vano cuenta con el aval de la Fundación Rossini. Convidados al ágape del bulímico insaciable estuvieron cuantos ejercen de devotos de tan especial logia en la que se hermanan la mejor mesa con las embriagadoras delicadezas del balcantismo. Mentideros a favor Se repetía una sesión que un par de días antes habían seguido en el Palacio de Congresos de A Coruña, por lo que no cabían dudas ni conjeturas, ya que los comentarios en mentideros melómanos habían dado su veredicto que pintaba muy a favor del elenco elegido por maese Alberto Zedda, todo un talante, por su aspecto, de buffo rossiniano y la auténtica alegría de la casa. Bajo su atenta supervisión, la parte correspondiente en lo orquestal formada por la Orquesta Sinfónica de Galicia cobra vuelo sin recato ni concesiones a la indolencia. La gala fue un encuentro absoluto con años compartidos de experiencias en familia con los cantantes que les concitaba, Juan Diego Fórez, Daniella Bacellona, Nicola Ulivieri y también Jano Tamar; ellos oficiaron de maestros de ceremonia para sus colegas Robert McPherson, Angélica Mansilla y Felipe Nieto. Un Rossini que tantea un reconocible romanticismo sobre arenas movedizas y que se deja llevar a buen paso por las exigencias en las rivalidades de los divismos de turno. La eterno fórmula trajinada hasta el agotamiento que se apoya esencialmente en el uso y abuso de la cavatina y la cabaletta. La primera, en su lirismo, destinada a demostrar la capacidad de sostener las frases sin pérdida de belleza; la segunda, por el derroche de virtuosismo canoro. Los pasajes en dúo o en trío tienen en La donna del lago una relevancia capital y ello quedó patente desde el inicio hasta conseguir una expecial clímax en el dúo Cielo in qual estasimi sento que protagonizaron Juan Diego Flórez y Jano Tamar y que cerró el público en una apoteosis de reconocimiento, para dar entrada al aria de Daniella Barcellona Mura felici il mio ben s'aggira. Sabia distribución Sabia la distribución en la graduación espacial porque la ópera lo reclama sobre el propio texto y en eso Zedda no se dejó vencer por abusos que hubiesen emborronado su planteamiento. El único escollo vino por el propio libreto, punto de equívoco para tantas óperas, y es que el elegido condenaba al despiste frustrante, por no responder al necesario de la edición que se anuncia, la de Colin Slim. La ola y el terremoto Julián Carrillo, Mundo Clasico 25 June 2004 Quien ha hecho alguna vez body-surf -y más quien lo haya intentado sin tabla- conoce muy bien las sensaciones vividas al aprovechar bien una ola de gran tamaño, desde que uno se monta en su cresta y la cabalga hasta que, finalmente, la ola rompe: es tal su fuerza, que uno pasa de ser apenas una molécula de proteína perteneciente al cuerpo de un gigante a sentirse el gigante mismo por la euforia que proporciona haber sabido aprovechar tan descomunal poderío. Es una de esas sensaciones que difícilmente olvidará quien las haya vivido. Como la de vivir un terremoto: al principio, sólo es un rumor sordo y muy grave de creciente intensidad, luego una vibración cada vez más fuerte y, finalmente, la gran sacudida. Incapaz del menor movimiento, uno se siente como un átomo más -acaso el más pequeño- de una gran montaña en marcha. El epicentro El concierto del viernes en el Palacio de la Ópera de La Coruña me hizo sentir ambas situaciones muy vívidamente y con gran intensidad. Y es que este Rossini como se suele decir de las interpretaciones de Carlos Gardel- cada día compone mejor; y mucho me temo que gran parte de la culpa la tiene un señor llamado Alberto Zedda, vecino de La Coruña, que, ante la 'acusación' de que su Rossini es lo que es y suena como suena por dirigir con varita mágica en vez de batuta, se defiende con la verdad más sencilla y luminosa que se puede decir sobre la labor de un director musical: amor y trabajo. Según Zedda, todo consiste en "amar la música y trabajar con entusiasmo; eso se transmite a cantantes y orquesta". Y al público, maestro, y al público; que el viernes salimos todos del Palacio de la Ópera auténticamente conmocionados, como si hubiéramos sido y lo fuimos- sacudidos por un fuerte seísmo. Todo empezó, como arriba queda dicho, con un rumor suave de intensidad sonora y vibración emotiva y artística crecientes. Quien haya vivido el fenómeno Rossini/Zedda en anteriores ocasiones ya sabe cómo es esto. Sólo con Zedda, el famoso crescendo Rossini adquiere toda su dimensión emotiva y artística, actuando en quien lo escucha y no me cabe duda de que también en quien lo ejecuta- como una fuerza incontenible surgida de sus propios sentimientos y sensaciones. La Orquesta Sinfónica de Galicia demostró una vez más las altísimas cotas de calidad que puede alcanzar y a las que debería aspirar de forma permanente- cuando se abandona en las manos de un gran director y enorme músico como Alberto Zedda. La calidad y calidez del timbre de todas las secciones, el gran empaste de su sonido, el altísimo vuelo expresivo que llega a alcanzar cuando despega con él la convierten en un instrumento de la mayor categoría sonora y artística. En cuanto a las voces, configuraron un gran conjunto de solistas y comprimarios. Ahora bien; cuando se llega a las calidades gozadas el viernes 18 en La Coruña, la agudeza auditiva se afina lo suyo y no todo sabe igual, porque nada es igual, realmente. La mezzo Daniela Barcellona fue el culmen de tanta belleza vocal. Desde sus primeras notas, surgió ese algo inaprehensible que se advierte cuando algo realmente grande está a punto de suceder sobre el escenario. Y sucedió, vaya si sucedió. La gran sacudida Qué difícil es encontrar una mezzo con tan grandísimo poderío vocal y tan increíble proyección de la voz, que la hace llegar a cada rincón del auditorio y a cada espectador como si sólo a él fuese destinada. Y tal torrente sonoro lo es de una voz con un timbre bellísimo, una emisión totalmente regular en todos los registros y una musicalidad y capacidad de interpretación tales que convierte en emoción cada nota y hace una completa obra de arte de cada recitativo (¡ese Mura felici!), de cada dúo, de cada aria. Las dos suyas provocaron dos fortísimas y muy, muy largas ovaciones, llenas de gritos de ¡brava! que dejaron a más de uno con las cuerdas vocales perjudicadas. Merecía la pena; quien volvía a cantar el domingo era ella, no los espectadores. Nuestra ciudad, que tiene una larga tradición lírica tuvo la suerte de recibir hace dos años la visita de ese grandísimo tenor y excelente intérprete que es Juan Diego Flórez. Aquel concierto fue uno de los mayores acontecimientos vividos en los últimos años por los aficionados coruñeses a la lírica. No es pues de extrañar que, al salir al escenario, parte de los asistentes pese a hacerlo mientras sonaba la orquesta- comenzaran a aplaudir agradecidos al recuerdo de aquella gran tarde de música. Desde luego, Flórez supo responder sobradamente, a lo largo de la noche, a las enormes expectativas creadas. Desde su primera intervención, el bellísimo timbre de su voz, sus perfectas vocalización y afinación, y su interpretación llena de todos los colores que requiere la difícil partitura de La Donna llegaron a lo más hondo de la sensibilidad de todos, haciendo saltar esa chispa que establece la comunicación entre escena y auditorio. Fue su voz la que iluminó sus duros dúos con Elena en el primer acto y la que en su aria del segundo, O fiamma soave electrizó de nuevo el Palacio culminando su soberbia actuación. Elena es asimismo un personaje de gran dificultad. Su carácter romántico, unido al aura de misterio que lo envuelve, hace que su interpretación sea un gran reto para cualquier soprano. La georgiana Iano Tamar tiene un timbre de voz un tanto oscuro, claramente apropiado al mismo, aunque con un apoyo en la gola que suele resultar demasiado evidente por momentos, lo que sucedió también en dos escalas descendentes con un portamento interrumpido para cambiar de registro. Su composición del personaje resaltó muy bien el misterio y una cierta ambigüedad de sentimientos en el primer acto y la decisión heroica en el segundo que requiere el libreto. Notable alto. Las réplicas Nicola Ulivieri estuvo muy centrado en el personaje del guerrero rebelde y padre dominador. Su voz, como siempre que ha actuado en La Coruña, redinda, bien llena de armónicos, potente y expresiva. Por su parte, Robert Mc Pherson es un tenor especializado en el bel canto y posee una voz ágil y bien dominada por escuela, pero la emite con un continuo vibrato que resulta algo molesto a veces y, en los momentos más duros de su parte, su voz manifiesta una excesiva tencsión. No obstante, hace bien su personaje, especialmente los pasajes más heroicos. Los comprimarios respondieron muy bien a sus papeles y al reto que significaba su actuación junto a los 'monstruos' a quienes hubieron de dar réplica. El Coro de Cámara de Praga estuvo sobrado de recursos y matices: Muy bien preparado por Lubomir Matl, cumplió sobradamente las exigencias de partitura y director. El tsunami Una última palabra para el gran artífice de esta gloriosa noche: El tsunami es la ola gigantesca que se produce a veces cuando un gran terremoto se produce en el mar, siendo su localización más frecuente el Océano Pacífico. El que se produjo el viernes 18 en La Coruña con epicentro en Alberto Zedda fue de una intensidad enorme, pero imposible de cuantificar, no se ha creado aún la escala adecuada. La ola gigante de arte que produjo transportó a los que tuvimos la suerte de asistir hasta las más altas cimas de la música de Rossini. Gracias, maestro. ___________________________________________________________________________________ La donna del lago (Concert Performance) Palacio de la Ópera, La Coruña, 18 June 2004 Auditorio de Santiago, Santiago de Compostela, 20 June 2004 Giacomo V: JUAN DIEGO FLÓREZ Elena: JANO TAMAR Malcom Groeme: DANIELA BARCELLONA Rodrigo di Dhu: ROBERT McPHERSON Douglas d´Angus: NICOLA ULIVIERI Albina: ANGÉLICA MANSILLA Serano: FELIPE NIETO ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA CORO DE CÁMARA DE PRAGA Conductor: ALBERTO ZEDDA |
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