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Concert, Carnival Center, Miami, 17 October 2007
Front page, El Nuevo Herald, 19 October 2007


          Tenor Flórez conquers Carnival Center, The Miami Herald, 18 October 2007
          Miami enamorada de un tenor peruano, El Nuevo Herald, 19 October
          Espectacular concierto de Juan Diego Flórez, Diario Las Americas, 19 October 2007

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Tenor Flórez conquers Carnival Center
Lawrence A. Johnson, The Miami Herald, 18 October 2007

In the music world -- and much of the nonmusic world as well -- one is so bombarded with empty hype and relentless promotion that it's easy to become numbed to the highest accolades, even when they come from reputable sources.

Anticipation was high for the Miami debut of Juan Diego Flórez at the Carnival Center, the performance centerpiece of Wednesday night's gala fundraising night for the center. The 34-year-old singer has in a few short years become a major international star through his recordings and appearances on the world's leading opera stages.

The slender Peruvian exceeded even his high advance notices. Flórez came, sang and conquered in an extraordinary Knight Hall concert attended by an enthusiastic audience estimated at 1,700 by a Carnival official.

Flórez's lyric instrument is not bounteous in size but possesses striking tonal beauty, flexibility and vibrancy, qualities that perfectly fit his bel canto repertoire. His technical arsenal is faultless, the most complete and assured of any singer I've ever heard, able to handle all the stratospheric coloratura, roulades and ludicrously complex passages in the literature. There may be a tenor in the world who combines intelligence, taste, astounding technique and a gorgeous voice to a greater degree than Flórez but I don't know whom he could be.

Flórez's bel canto program, backed by conductor Christopher Franklin and Orchestra Miami, drew much material from his upcoming CD, Arias for Rubini, with an emphasis on his prime repertoire of Rossini, Bellini and Donizetti.

The all-Rossini first half played to his strengths with arias from Guglielmo Tell, Elisabetta, Regina d'Inghilterra and Il Barbiere di Siviglia. Flórez soared through the brilliant sections with even production, ringing tone and charismatic panache, effortlessly tossing off top C's and D's.

Yet while the flash of Flórez's voice is remarkable, its golden timbre and dexterous balance of passion and refinement are even more compelling. In the lyrical passages of the showpieces, such as an aria from Bellini's Bianca e Fernando, Flórez would extend a note or lean into a phrase with a natural, expressive thrust that was consistently beguiling.

His presence and charisma make him a natural for his upcoming debut as the Duke in Verdi's Rigoletto, as made plain in his fresh and beautifully nuanced Questa o quella. Flórez brings to his singing a kind of disciplined soulfulness, as in his Parmi veder le lagrime, rendered with an expressive poignancy that never became sentimental.

It's too bad that with such a major artist so sensitive to the text that the program offered no words to the arias or translations.

Flórez clearly had the Miami audience neatly in his palm, as witness the repeated, vociferous encore suggestions that almost threatened to stop the proceedings.

In his charming introduction, Flórez announced that he would dispense with his final listed aria from Linda di Chamounix and move straight to the first encore, Tonio's showpiece aria from Donizetti's La fille du regiment, an opera Flórez will perform at New York's Metropolitan Opera next spring. Not since the late Luciano Pavarotti has any tenor sailed through the showpiece with such style and assurance. Flórez tossed off the nine top Cs with clarion tone.

He followed with La donne e mobile, with honeyed mezzo voce head voice and a magical diminuendo, a deeply expressive and tender Una furtiva lagrime and a bright and impassioned Granada.

For his final encore, Florez explained that his arrangement of the popular Peruvian song La flor de la canela got lost in transit and proceeded to accompany himself quite well on solo guitar in an intimate, elegant and sensitively shaded performance.

Franklin elicited alert, rhythmically incisive playing from Orchestra Miami, despite some errant wind tuning and minor ensemble slips in the first half. The young conductor was clearly trying to keep the orchestra down when supporting his star soloist but drew playing of more dramatic weight and punch in various preludes and overtures by Rossini, Bellini and Donizetti.
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Miami enamorada de un tenor peruano
Daniel Fernandez, El Nuevo Herald, 19 October

Miami amaneció ayer enamorada de un tenor. Voz y musicalidad, entrega emocional, en fin todo su gran talento, hicieron posible que el cantante peruano Juan Diego Flórez se metiera en el bolsillo a cientos de amantes de la ópera que asistieron al sensacional concierto que ofreció el miércoles por la noche en el Centro Carnival para las Artes Escénicas.

La presencia de Flórez en Miami formó parte de la celebración del primer aniversario del Centro Carnival, que comenzó con una cena de gala en el escenario de la Sanford and Dolores Ziff Ballet Opera House. La actividad esperaba recaudar $1 millón entre las 600 personas invitadas.

Desde su salida al escenario del Knight Concert Hall, ya Flórez era ovacionado por un público en su mayoría hispano. El cantante, considerado por el recientemente fallecido Luciano Pavarotti como su sucesor, fue acompañado en su actuación por la Orchestra Miami, bajo la dirección de Christopher Franklin.

Además de presentar un programa adecuado a su voz de tenor lírico ligero, , Flórez proyectó una sensibilidad exquisita que permitió un aumento en la intensidad emocional de sus interpretaciones que hacia el final llevó al público al colmo de la emoción y el aplauso.

La primera parte de la noche estuvo dedicada totalmente a Rossini, compositor con el que Flórez se identifica plenamente y al que le debe numerosos éxitos en escena y en grabaciones. Su oferta inicial, el aria Deh troncate..., de Elisabetta, Regina d'Inghilterra, fue cumplida, elegante, excelente para ir ''entrando en calor'', y ya en la segunda, Oh muto asil del pianto, de Guglielmo Tell, mostró plenamente sus dotes interpretativas de este joven tenor que ha conquistado al mundo.

Flórez no ostenta una voz poderosa, sin embargo su técnica impecable y su agilidad en las ornamentaciones le permiten ejecuciones espléndidas y brillantes.

La segunda parte de la noche, algo más variada, arrancó acertadamente con All'udir del padre afflitto, de Bianca e Fernando, de Bellini, otro de los compositores de bel canto en el que se destaca el cantante.

Más adelante Flórez se presentó en una faceta distinta, cantando Questa o quella y Parmi veder le lagrime, de Rigoletto, de Verdi, obras de corte lírico, pero más dramáticas, donde el cantante hizo uso de su media voz atinada y convincentemente.

Al éxito del tenor contribuyó el firme apoyo de la orquesta bajo la batuta del prestigioso Franklin. El justo acople entre director y cantante dio espacio hasta para bromas entre ambos, como habría de verse en uno de los encores.

Las piezas orquestales sacadas de distintas óperas interpretadas durante las pausas en la actuación de Flórez fueron muy bien recibidas por el público. Entre éstas se destacó la Sinfonía de El barbero de Sevilla.

Todas la intervenciones de Flórez despertaron largos aplausos, con los consabidos gritos de ''Bravo''. Pero el teatro se vijo abajo cuando el tenor anunció desde el escenario que sustituiría el aria de Linda de Chamounix, de Donizetti, que estaba en el programa, por Ah mes amis..., de La hija del regimiento.

''Como sabemos que muchos en el público quieren escuchar esta otra aria, vamos a cantarla'', anunció Flórez.

El tenor dio sin mucho esfuerzo, aparentemente, los 9 dos de pecho que e xige la famosa pieza. Si su técnica fue impecable, también su gracia fue desbordante. El carisma de este cantante es algo tan especial que puso al público a ovacionar de pie.

Después de un programa como ése y de un tour de force como el aria que terminaba de cantar, como encore regaló La donna é mobile, de Rigoletto, y ante la nueva ovación, con exquisita modulación y muy sentidamente ofreció Una furtiva lágrima, de El elíxir de amor, de Donizetti, cuando más de uno en el público habría de enjugarse las lágrimas a escondidas.

Siguió el delirio, que el tenor trató de apaciguar con Granada, de Lara; pero eso no hizo más que elevar los aplausos al paroxismo. De todas partes pedían canciones y arias, hasta que al fin salió Flórez guitarra en mano.

Explicó que como las partituras se habían retrasado en una valija extraviada, ''si al público no le importa'' iba a tratar de acompañarse a la guitarra en una de las canciones que más le habían pedido: La flor de la canela, de la inmortal compositora peruana Chabuca Granda.

Si bien Flórez tiene una dicción impecable en italiano y en francés, cuando canta en español las palabras le salen como si las acariciara. Su interpretación del clásico vals peruano resultó tan hermosa que dolía. El tenor acogió la última ovación con la mano en el corazón y una sonrisa que se reflejó en los rostros de todos los asistentes a una noche maravillosa.
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Espectacular concierto de Juan Diego Flórez
Ariel Remos, Diario Las Americas, 19 October 2007

El Centro Carnival para las Bellas Artes no pudo conmemorar más gratamente su primer año de vida teniendo como parte al peruano Juan Diego Flórez, tenor ligero que se ha convertido en atracción e ídolo de multitudes que lo aplauden y aclaman con ensutiasmo, como quedó demostrado el pasado miércoles 17 de octubre, en un recital inolvidable donde no puede caber mejor la palabra perfección, que es lo que ha logrado alcanzar este joven cantante, rápido en ganar el estrellato.

Hay en cada nota de la voz de Flórez una magia especial. Su agilidad portentosa y extraordinaria afinación, hacen de sus coloraturas o adornos verdaderas obras de arte.

Flórez lleva la voz a lo más alto del registro agudo fácil y segura, sin perder cuerpo y color. La noche del miércoles el peruano jugó con el do agudo y señaladamente anunció la sustitución de la última aria del programa (Linda se retiró, de la ópera "Linda de Chamounix" de Donizetti), por el aria "Ah, mis amigos" de "La Hija del Regimiento" de Donizetti, una de las más espectaculares por sus 9 "dos" agudos, que Flórez dio cada uno mejor, una nota que ya darla sola es una complicación para el tenor, por ser la nota teóricamente más aguda de su tesitura. No solamente las dio, sino que sorprendió muy gratamente que después de esa prueba de virtuosismo con "sus amigos", cantara a continuación como primer encore una de las emblemáticas arias de tenor, la famosísima "La donna e mobile" del "Rigoletto" de Verdi, en la que cada nota tuvo un peso específico e hizo la fermata final tal como la dejó diseñada para la posteridad, Enrico Caruso.

Quitando las cuatro piezas que dio de encores, podría hacer pensar que el programa fue corto en número de arias a cantar (tres en la primera parte y cuatro en la Segunda), pero la selección de cada una de ellas implicaba un reto a su técnica perfecta y a su resistencia física. Dos de ellas, el aria Cessa di piu resistire, de "El Barbero de Sevilla" (considerada la cumbre del repertorio de coloratura), y All ´ udir del padre afflitto, de "Bianca e Fernando", de Bellini, fueron dos joyas del más exigente virtuosismo, sin que quiera decir que las otras arias ninguna dejó de tenerlas no tuvieron sus dificultades puestas o recreadas a propósito para probar las condiciones de los cantantes.

Cada aria que cantó Flórez, además de las ya citadas, merece una apología, pero baste con aplicarle un mismo calificativo a todas: el de sensacional: Deh troncate, de "Isabel, Reina de Inglaterra", Oh muto asil del pianto, ambas de Rossini; Questa o quella, y Parmi veder le lagrime, de "Rigoletto", de Verdi.

Flórez culminó su trabajo con tres espectaculares encores además de "La donna e mobile": la popular canción de Agustín Lara, "Granada", tan sonada y sobada, de la que hizo una creación con rápidos arpegios y trinos; el aria Una furtiva lagrima de "El Elixir de Amor", de Donizetti, y el último, acompañándose con la guitarra, solo, el rey de los valses peruanos, "La flor de la canela", de la inspirada Chabuca Granda, en un arreglo cautivador.

Flórez ha tenido el buen tino hasta ahora de ajustar su repertorio predominantemente rossiniano a la estructura de su voz, lo cual le asegura larga vida a sus excepcionales facultades. Puccini está excluido de su repertorio y Verdi aparece solo en concierto. Su especialización incluye a Bellini y Donizetti, o sea que este prodigioso tenor navega a plenitud por los mares del bel canto. Ya lo han proclamado rey de los tenores rossinianos, donizettianos y bellinianos. Y a esto, añade el New York Sun, "digamos solamente que él es el rey de los tenores del bel canto en el mundo".

Flórez estuvo acompañado por la Orquesta Miami, que dirigió magistralmente el joven maestro Christopher Franklin, en el ejercicioi de una brillante carrera. Fueron sin duda un plus, las versiones muy ajustadas de oberturas operísticas escogidas para las pausas del cantante: las de "La Cenerentola", "El Barbero de Sevilla", "Norma" y "La Favorita". Su estilo es placentero, y deleitoso en sus ademanes de tránsito al entrar en los pasajes más apasionados.
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