REVIEW Recital, Albacete, 5 February 2006 |
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Juan Diego Flórez rehearsing in the obviously chilly Teatro Circo Photo by José Miguel Esparcia Una velada mágica Javier Hidalgo, La Verdad de Albacete, 7 February 2006 Noche absolutamente mágica la vivida en el Teatro Circo en el recital que ofreció Juan Diego Florez y Vincenzo Scalera el pasado domingo 5 de febrero. Cuando algunos de nosotros hacemos muchos kilómetros para poder escuchar esta voz, esta vez tan sólo hemos tenido que andar unas cuantas calles en nuestra ciudad para oirle, aunque conocemos a otros aficionados que vinieron de otros lugares a los que nosotros solemos ir con frecuencia como Madrid o Murcia. Lo que concitó al numeroso público asistente fue sin duda la voz y el programa, que incluía obras de Bellini y Donizetti -los dos compositores que más canta junto con Rossini- junto a arias de óperas de Mozart empezando como requiere un programa tan comprometido por tres de sus arias más emblemáticas. Interés especial tenía escuchar obras de este último compositor pues además de que el tenor las acababa de cantar en Salzburgo e incorporado recientemente en sus recitales, no es frecuente oirle este repertorio -y menos aún cantar en alemán-. La voz de Juan Diego Flórez es, según el experto vocal Arturo Reverter, la de tenor lírico-ligero que emite sin pestañear y a plena voz en cualquiera de las tesituras con igual consistencia, con unos agudos de una vibración y colocación infalibles que le permiten ornamentar, graduar las intensidades, hacer medias voces y falsetes sin pestañear. Maneja una técnica de canto de una naturalidad pasmosa, que podríamos considerar la ideal en una voz de tenor: no hay suturas entre los tradicionales registros de la voz el de pecho, medio o cabeza la emisión es una y el sonido, por tanto, también. No se plantea con este tipo de emisión ningún cambio, ningún salto, ninguna presión muscular indeseada; ningún pasaje de registro. Es la apoteosis de la voz clara; un canto natural, que mantiene el equilibrio, que no modifica el timbre y que da posibilidades para cambiar el color mediante el empleo de los reguladores de intensidad. Con el músico austriaco comenzó su recital y no cabe duda que su voz se ajusta a las necesidades de su música que hoy sabemos que en su época podría requerir un tenor más bien oscuro pero que hoy sólo sería necesario una buena vibración, con cuerpo y densidad. Su interpretación en este punto fue proverbial. Su morosa interpretación de Dis Bildnis de La Flauta Mágica sirvió como pórtico para que pudiésemos contemplar la transparencia de su fraseo y la inteligente caracterización de los personajes del autor mozartiano. Con Juan Diego Flórez se ha recuperado el estilo de canto rossiniano. Durante decenios del siglo pasado sólo se conocían unos pocos papeles de Rossini, fundamentalmente el de Almaviva de El barbero de Sevilla, que eran cantados por tenores ligeros cuando el personaje requería realmente voces más anchas y oscuras. Ese compromiso entre una técnica moderna con recuperación de estilos y procedimientos antiguos está perfectamente definido en el tenor peruano. Y de ello dio breve muestra en dos arias de Il turco en Italia, pero sobretodo en La esperanza piu soave de Semiramide que había interpretado hace poco en el Liceu de Barcelona en el papel de Idreno. En este punto la temperatura emocional de la sala se incrementó notablemente. La velada se había transformado. Con Bellini, ya en la segunda parte, pudimos sosegar nuestra emoción con sus tres breves arias de cámara, tan bellas como intrascendentes en lo vocal. De Donizetti interpretó dos arias muy difíciles de interpretar y complicadas de cantar de Linda de Chamonix y Lucrecia Borgia. Ambas fueron cantadas como pocas veces habíamos oído antes. La última T'amo qual s'ama un angelo volvió a elevar la euforia en el público y como era la última del programa, éste solicitó el comienzo de los bises. El público no estaba dispuesto a que el cantante se fuera del Teatro con lo que había costado traerlo. Spiro gentile de La Favorita, Malhaya, canción peruana de Rosa A. de Morales; La donna e mobile de Rigoletto y la jota del Trust de los tenores fueron las propinas al programa que terminaron por enfervorizar a un público que de pie despidió a un artista superlativo. Y cómo este artista único no se plantó en nuestra ciudad por arte de magia hay que reconocer el mérito de los organizadores y patrocinadores de este evento. Para quien esto firma el más importante realizado en el Teatro Circo desde su recuperación. Que hayamos podido ver en la web oficial del tenor y en medios de comunicación seguidos por cientos de miles de seguidores del mundo el nombre de nuestra ciudad como uno de los lugares que este año visitaría el tenor, da cuenta de la importancia del evento. Para haberlo conseguido ha sido necesario saber escuchar, dejarse aconsejar, distinguir los mejores compañeros de viaje, tener olfato cultural y la valentía de apostar por conseguir un evento importante para la ciudad. Creo que, además, no sería muy difícil que este cantante pudiera volver al cabo de unos años cuando hubiera incorporado nuevos papeles a su repertorio y quien sabe si esa vez acompañado de orquesta, depende quizás de poner en juego los mismos resortes que se han utilizado para esta ocasión. Hoy por hoy pueden estar muy satisfechos. Por mi parte les estaré agradecidos siempre: no pueden imaginarse lo feliz que me han hecho. |
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