Tenor y maestro Jose Lizarbe, El Peruano,10 September 2001 |
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PROMESA PERUANA DIRIGIÓ A ALUMNOS DEL CONSERVATORIO NACIONAL DE MÚSICA |
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El joven tenor peruano Juan Diego Flores, tan ovacionado por la prensa nacional, ofreció una clase magistral a los alumnos de ópera del Conservatorio Nacional de Música (CNM). Los aficionados a este tipo de música asistieron masivamente a la sede de la institución educativa, pues la entrada fue libre. Mientras un alumno del conservatorio interpretaba O dolccissima speranza, un tema clásico del bel canto, el tenor peruano observaba atentamente el desenvolvimiento del joven aspirante. Esta interpretación no habría tenido nada de particular si no fuera porque quien la dirigía y cumplía el papel de maestro era el connotado artista nacional. La presencia de Juan Diego Flores -el mismo que enfrentó al público de la Scala de Milán, cantó al lado de Plácido Domingo, es considerado una promesa del canto en el mundo y... mejor no continuamos, porque tendríamos que incluir cada uno de sus logros en los exigentes escenarios internacionales- despertó el interés de los estudiantes. El alumno intenta interpretar la canción lo mejor que puede, modula la voz, contrae el cuerpo; pero su ocasional maestro distingue yerros que para cualquier despreocupado oyente pasarían inadvertidos. "Te falta apoyo de esta parte", le dice Flores y señala el recorrido que debe seguir el aire almacenado en su vientre antes de salir de su cuerpo en un torrente continuo. "La obra debe interpretarse de esta manera", le dice, "tal como el autor lo hubiera querido". "La voz es un deporte -reflexiona-, hay mucho trabajo de arriba; es un fluir y eso viene del diafragma", refiere al tiempo de colocar su mano sobre el estómago. Los alumnos se acercan al tenor uno tras otro, para ellos es como rendir -literalmente- un examen oral. Cada quien lleva consigo la partitura que entregará al pianista, que los acompaña con las melodías que derrama su instrumento. "El canto no es únicamente responsabilidad del profesor, el alumno tiene que usar una grabadora y escucharse atentamente", aconseja, para agregar que "el bel canto es la voz de un atleta: mucho músculo, mucho dar, la voz tiene que apoyarse en todo el cuerpo". Ahora, tiene frente a sí a una soprano, quien viste una chompa con cuello alto que no permite ver los movimientos que realiza al cantar. Mientras ella empieza su interpretación, el profesor intenta mirarle el cuello: "insólito", piensan muchos y ríen de la ocurrencia; pero un profesor de música nos dice "es que hay que bajar la manzana", y se calla inmediatamente, no quiere interrumpir las explicaciones de Flores. Para el famoso tenor esto significó volver a sus raíces, porque él recibió clases en el Conservatorio Nacional de Música. Aquí, en la capital, se inició su aventura con el arte, que lo llevó a los mejores escenarios del mundo para cantar al lado de los más grandes. Aunque estos detalles ya son historia conocida, porque se publicaron en días recientes, la experiencia que vivieron ayer los noveles cantores con el tenor Juan Diego Flores será inolvidable y se convertirá en un aliciente para continuar puliendo su voz y quizá cantar, dentro de poco tiempo, junto a él en la lejana Scala de Milán. |
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