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May - June 2009
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          «Los teatros nos piden recortes de caché por la crisis», El País, 31 May 2009
          «Siempre trato de estar al top», Pro Ópera, May/June 2009
          Flórez y Dudamel preparan concierto en Machu Picchu, Cadena Global, 1 June 2009
          Flórez no colaborará con Mortier «porque tengo el calendario muy ocupado», ABC, 2 June 2009
          «Tengo mucho respeto a Mozart...», El Norte de Castilla, 14 June 2009
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«Los teatros nos piden recortes de caché por la crisis»
Jesús Ruiz Mantilla, El País, 31 May 2009

Si hace 20 años, a un melómano de Leipzig le hubiesen asegurado que el futuro de la música sinfónica estaba en Venezuela, se hubiese tirado por el suelo de risa. Y si al tiempo, a un italiano le auguraran que, a principios del XXI, el rey del bel canto, la especialidad operística más endiablada, sería un peruano llamado Juan Diego Flórez, se lo habría tomado de forma más airada. Gritando con toda seguridad: "¡Imposibile!", o cosas peores.

Pues habrían acertado los profetas con estas conjeturas. El mundo latino triunfa en la música. Hoy nadie discute que Flórez es, a sus 36 años, no sólo el mejor tenor lírico del momento, sino uno de los grandes de la historia de la ópera. Como en esto del arte también valen las marcas, Juan Diego ya tiene algunas. Aparte de haber recuperado un repertorio con el que nadie se atrevía, el de las óperas de Rossini, se le cuentan ya más proezas. Por ejemplo, que el público le obligara a repetir el bis de A mes amis, de La fille du régiment (Donizetti), en el Metropolitan y en la Scala de Milán. Era algo que no ocurría desde hacía 75 años en el teatro italiano. Pero si ha sido tenor para la gloria, lo es también para la crisis. Las dificultades apuran, y llega la hora de apretarse el cinturón, incluso bajándose los cachés.

Ahora regresa a Madrid para pagar una deuda. Se había comprometido a cantar Rigoletto, de Verdi, y poco después dijo que no lo haría. Que canjeaba su parte del Duque de Mantua por dos recitales. El primero lo dará el martes. Muchos protestaron entonces. Pero la mayoría aplaudió una decisión que, aparte de constatar la valentía del miedo a un papel para el que no se sentía en condiciones, implicaba responsabilidad, como reconoce Flórez desde su casa de Pesaro (Italia), donde ayer reposaba.

Vuelve a Madrid, donde debería haber cantado al Duque de Mantua y canceló. ¿Por qué? ¿Lo hará alguna vez?

No se puede salir frente al público con dudas. La cuestión es vocal. Lo voy a cantar en el futuro. Ahora me queda un poquito bajo. No es que sea difícil. Canto cosas más complicadas. Es un problema de vocalidad. La voz se me desvirtuaría un poco. Canto óperas muy agudas, todavía el físico me da para ello. Estoy en plenas condiciones de flexibilidad, y Rigoletto me las merma un tanto. La voz tiene memoria y me lo haría pagar. Fue difícil esa decisión, pero es lo mejor.

¿La prudencia, entonces, es el secreto del éxito de un tenor?

Hay que ser paciente. Soy muy ansioso en la vida, pero no tengo particular ansia, sin embargo, para cantar ciertos papeles.

Mire lo que le ha ocurrido a su colega Rolando Villazón. Ha zanjado sus compromisos. ¿La prisa es mala compañera?

Las carreras deben durar. Deben ser largas. Mis modelos son Alfredo Kraus, que cantó hasta el final. Como Pavarotti, como Plácido Domingo, todavía activo. Hay tiempo para todo. Tiempo para probar. Siempre vocalidades que te son afines y que puedes llevar a los límites. Hay que pensar en lo bonito que es todo aquello que está por venir. En Mozart, al que todavía no debo cantar, pero que sin duda haré. Por ahora disfruto de Rossini, de su virtuosismo, de la coloratura. Soy consciente de que en unos años no podré, por tanto, aprovecho.

¿Son un peligro los teatros tentando con papeles que no tocan?

Para los jóvenes, puede ser. Tengo la suerte de tener a mi lado a Ernesto Palacio, un tenor que me dice qué no debo hacer. Los teatros vienen a menudo adulándote con lo bueno que eres, que puedes con todo, más cuando quieren que cantes óperas pesadas, como La traviata y Rigoletto. En mi caso, los teatros tienen claro quién soy y a qué me dedico. Soy un tenor belcantista, rossiniano. También que la voz se agota y que no voy a cantar funciones sin dos días de descanso en medio.

¿Se ha vuelto maniático?

No, no son obsesiones. Sé que debo cuidar mi voz desde que cantaba canciones de Led Zeppelin en un grupo de rock duro. Después, el repertorio me ha hecho comprobar que si no duermes ocho horas no puedes cantar el Otello de Rossini. En cierto modo, es algo atlético, deportivo.

¿Ha alcanzado la madurez?

Me siento todavía joven aprendiz. Me he superado y me doy cuenta. Ensayo y veo lo que no funciona. Antes era más autocomplaciente; ahora soy más autocrítico. Percibo los errores, pero no creo que haya alcanzado la madurez.

¿Cómo se da cuenta uno de eso? ¿Cuándo ve las cosas con un sereno entusiasmo?

A partir de los 35, la voz se oscurece, pierdes frescura. Yo todavía no lo he notado. Si tienes buena técnica, aunque ocurra, al parecer, lo puedes controlar. También puedes suplir esa pérdida con más oficio en otras cosas. Una mejor interpretación, la expresión. Bajas en una cosa y subes en otra. Eso también debe tener que ver con la madurez.

Usted entró en la leyenda demasiado joven. Con ese bis en la Scala. ¿Se sube a la cabeza?

No lo haces a propósito. Es una satisfacción cuando pasa y ves lo que ha supuesto. Me llamaron hasta de la prensa deportiva para ver qué era eso de un bis, a qué gol se le podía comparar. Luego me produjo más alegría otra cosa. El que los colegas me felicitaban y lo agradecían. Desde hace tiempo, el poder en la ópera ha estado en otros ámbitos, en directores de escena y teatros. Al cantante se le ha empujado hacia abajo. Pero eso va a cambiar...

¿Pide guerra?

No, no tanto. Está cambiando eso ya, de hecho. Cuando empezaba mi carrera, era obvio que no teníamos ningún poder. Pero la gente ahora quiere ver a los cantantes en los teatros. Necesitan a los cantantes para llenar. Necesitan nombres, héroes. Más en tiempos de crisis.

¿Se nota mucho la crisis en la ópera o ni se huele?

Se nota, se nota. En Italia sobre todo. Los teatros sufren.

¿Y cómo arriman los artistas el hombro?

Pues algunos piden recortes de caché o que renuncies a alguno. Si cantas ocho funciones, cobrar siete, cosas así.

¿Aceptan fácilmente?

Depende. Yo lo he hecho. Si se puede ayudar a aportar soluciones y ése es el camino, pues vale. Los teatros son entes, no personas. Si el teatro te necesita, respondes, es nuestra ley. Algunos, cuando estás pasando un bache, te dan de lado, te arrean una patada en momentos difíciles. Por mi parte, si eso ocurre, me gustaría que se acordasen de cuando ayudé al teatro en momentos de dificultades.

Luego están las discográficas. Ésas sí que lo han pasado mal. ¿Habrán aprendido algo?

En eso hemos vivido dos épocas. En los noventa no había suficiente para agasajos, cenas, comidas, fiestas. Eso fue disminuyendo hasta el punto de que ahora conozco cantantes que pagan la cuenta. Internet ha hundido el negocio.

¿Y eso se soluciona con un marketing más agresivo? ¿Con portadas y nuevas estrellas en plan sensual?

Eso siempre ha estado ahí. Es cierto que además llegan cantantes de Europa del Este, como la Netrebko o Garanca, tan guapas, y se explota.

¿En detrimento de otros más feos y con mejor voz?

Puede ser que en algún caso así ocurra. Pero eso es más por culpa de quienes eligen los repartos en los teatros.

Luego queda la sobreexposición al público. Además del teatro y los discos, está Internet, la ópera en el cine. ¿No se agotan?

Hoy sabes que cualquier función tuya va a ser vista por millones. No puedes distraerte. Hasta te maquillas para el cine en vez de para el teatro. Hoy actúas a las ocho, y a las doce estás en YouTube. Te graban sistemáticamente. Yo he llamado a algún fan para que me pase una actuación de la noche anterior, y lo hacen. Por e-mail. No puedes controlar nada. Eso va a crear cantantes cada vez más perfectos, pero deben tener los nervios de acero para aguantar.
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«Siempre trato de estar al top»
José Noé Mercado, Pro Ópera, May/June 2009

Es una de las figuras actuales del bel canto. Considerado como el mejor tenor ligero de todos los tiempos, al menos desde nuestra época, es muy cotizado en todos los teatros y festivales de mayor importancia en el mundo. Está en apogeo. Su carrera es ejemplo de especialización y conciencia vocal.

El peruano Juan Diego Flórez visitó la ciudad de Guadalajara, Jalisco, para ofrecer un concierto con arias operísticas y canciones latinoamericanas. Venía de ofrecer otra presentación en Caracas, Venezuela, y se alistaba para ir a cantar en La sonnambula de Vincenzo Bellini, en el Metropolitan de Nueva York, al lado de la soprano Natalie Dessay. Luego vendrán para él más conciertos en Europa y la ópera Zelmira de Gioachino Rossini en el Festival de Pesaro.

Su agenda lo mantiene verdaderamente activo y ocupado. Aún así, abrió un espacio para conversar en exclusiva para los lectores de Pro Ópera. Nos recibió en su camerino, en el Auditorio Telmex, un día antes de su concierto.

Juan Diego, ¿en qué momento vocal te encuentras? ¿Qué está pasando en este momento de tu carrera profesional?

Acabo de terminar con I Puritani en Bologna, Italia. Me fue bastante bien. Y, claro, si uno puede decir que está muy bien después de Puritani que es una ópera muy difícil de abordar si uno la canta a tono y casi sin cortes quiere decir que en realidad está bastante bien. Es una obra muy
arriesgada, que hay que dominar poco a poco. La había cantado ya en Las Palmas y en Viena, pero hasta ahora, digamos, me he sentido plenamente satisfecho con el resultado.

Y nada. Sigo con mi repertorio de bel canto. Sigo visitando a Rossini de vez en cuando y eso me mantiene en buen estado de salud vocal. También estoy cantando Donizetti y Bellini. Ahora voy a hacer La sonnambula en el Met de Nueva York. Igual estoy haciendo óperas nuevas
paulatinamente: Purcell, Gluck, dentro de poco Les pêcheurs de perles de Georges Bizet. Aproximadamente una ópera nueva cada año.

Ahora que hablas de Rossini, Bellini y Donizetti, ¿cómo se te ocurrió grabar el cedé de arias de Rubini, el concepto de dedicar el disco a un intérprete? ¿Fue idea tuya o de la disquera?

Normalmente, yo propongo el tema de mis discos. Pero esta vez fue una persona que ya no está quien propuso el tema. Y yo creo que es un poco de lo que hace la Bartoli, por ejemplo.

O Andreas Scholl, si pensamos en el disco de Arias para Senesino...

Eso. Creo que más que Cecilia, lo que inspiró a esta persona fue el disco de Andreas Scholl. Por eso hicimos este trabajo dedicado a Rubini. Sólo que había dificultad en encontrar todas las arias que fuesen para mi voz, porque se hizo un disco de arias que él había cantado. No solamente escritas para él, sino que también había cantado, para poder tener variedad.

¿Y de La sonnambula con Cecilia Bartoli, una mezzo cantando el rol protagónico, qué nos puedes comentar? Según se sabe, se le hicieron transposiciones para que ella pudiera cantar algunas partes. ¿Eso te afectó a ti?

No. Eso fue para sus arias y no me afectó a mí. Lo que sí me afectó un poco fue la bajada de la afinación, porque fueron instrumentos de época. Yo, que he cantado La sonnambula 100 veces, me sentí afectado en las posiciones vocales. Fue como cantar desafinado. Entonces, me costó un poco de trabajo: si yo no hubiera cantado antes la obra me habría adecuado más fácilmente. Pero como es una ópera que he cantado bastante y la tenía en voz, fue un poco difícil
adaptarme para esa grabación. Pero es un disco diferente, no es lo que escuchamos en el teatro y ése es su atractivo, con una orquesta de la época y con decisiones estéticas particulares.

¿Supongo que tienes otros proyectos discográficos tienes en puerta?

Sí. Voy a grabar un disco de arias sacras. Otro también dedicado al barroco tardío, arias virtuosas. Aunque aún no sé cuál va a salir primero.

Hace algunos años, en la Ciudad de México, me decías que en tu repertorio no tenías aún nada para hacer llorar o sufrir al público. Sólo abordabas personajes alegres, simpáticos, que nos hacían reír. En ese sentido, ¿qué ha pasado con tu repertorio y con tu evolución vocal?

Sí, bueno, en mi repertorio hay personajes simpáticos como el Conde Almaviva de Il barbiere di Siviglia que me encanta interpretar. Pero también hay otros personajes que, si se cantan bien, te tocan profundamente, como Arturo en Puritani, Elvino en La sonnambula o el mismo Orfeo.

Lo que pasa es que es una forma diferente de tocar al público. No es un '¡Mimì!', que hace llorar a todo el mundo. Ahí el que no llora no tiene alma o la tiene de criminal.

En el repertorio en que yo me desenvuelvo, el sentimiento es, digamos, menos agresivo. Es mucho más refinado. Entonces depende de qué busca la sensibilidad del público. Por ejemplo, al lamento de Orfeo 'J'ai perdu mon Euridice' no puedes darle acentos verísticos para llegar a la gente. Ahí tienes que llegar con la línea solamente. Y el canto es lo que está dentro de esa línea que te va a emocionar.

Por tus características vocales, ¿te has quedado con ganas de interpretar algún papel? Pienso, por ejemplo, en el Duque de Mantua del Rigoletto en España, que decidiste no cantar todavía, aunque lo probaste en Lima, Perú.

Sí. En Rigoletto ocurrió eso pero no porque tenga problemas con la orquestación, porque la orquesta es bastante ligera cuando canta el tenor. Lo que pasa es que se trata de una obra que siento un poco baja para mi voz. Digamos que tendría que cantar en la zona central de mi voz. Y en estos momentos de mi carrera estoy, más bien, cantando repertorios agudos y muy agudos. Eso de Rigoletto, entonces, es como salirse del camino y no me parece conveniente por el momento.

Creo que en el futuro sí cantaré bastantes Rigolettos, más obras de Mozart, varios Elisir d'amore, óperas un poco más centrales para mi voz, porque es inevitable que pase el tiempo. Y no afirmemos que uno pierde los agudos, pero digamos que es necesario darles descanso. No puedes estar siempre en el repertorio extremo de agudos y sobreagudos.

Me hiciste recordar una frase que también pronunciaste en tu debut en México, en 2003: la voz no gana con los años, como mucha gente piensa, sino que pierde: elasticidad, agilidad, frescura, agudos. Ahora que sigues siendo joven, pero cada vez con mayor experiencia, ¿cómo asumes esa situación?

Bueno, por eso creo que siempre hay que tener la voz en fitness. Hay que ejercitarla siempre para mantenerla e irla mejorando, en lo posible. Porque, sí, con los años se va perdiendo juventud en todo, no sólo en la voz.

Entonces la técnica es muy importante para mantener la voz fresca. Siempre es importante ejercitarla para que, digamos, lo que uno hace por ella contrarreste la normal evolución de la vida, que nos hace perder en lugar de ganar.

Aunque experiencia interpretativa sí ganas con los años...

Claro. Pero la experiencia interpretativa muchas veces llega cuando ya lo vocal, lo físico, ha bajado. Un aspecto sube, otro baja. Lo ideal sería que los dos suban. Ahí están, por ejemplo, cantantes como Alfredo Kraus, que lograron mantener características vocales de juventud en su edad madura. Mantenerte con los años, ése es el reto.

Y para mí es muy importante, sobre todo porque en mi repertorio la gente quiere escuchar los agudos, la coloratura, la frase larga y con muchos matices. Eso es lo que yo canto y para lograrlo dependo mucho de la juventud y la frescura vocal. Si uno no se mantiene en forma, todos esos elementos se pierden. Y en mi caso es muy importante retenerlos porque es lo que requiero en mi repertorio.

Si yo cantara, no sé, Traviatas, sería distinto. Ahí no se necesita tanto, porque no es un repertorio muy agudo, no hay sobreagudos y no es una línea particular de lucimiento. Si yo cantara Bohème, necesitaría otros elementos: volumen, centro vocal, mucha expresión, ligar, pero sin coloraturas ni agudos de por medio.

Seguramente has escuchado comentarios que te ubican como uno de los grandes tenores ligeros de la historia operística, si no es que el mejor. Lo han dicho, incluso, figuras de la talla de Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. ¿Qué significa esto para ti?

Me siento muy honrado de que algunos grandes cantantes de la historia hayan hecho comentarios favorables sobre mí, porque son mis ídolos. Cuando yo comencé a estudiar en el Conservatorio de Lima, para mí Plácido Domingo o Luciano Pavarotti eran ídolos inalcanzables. Y que ahora comenten y hagan declaraciones elogiosas sobre mí y sobre mi canto es algo que no te lo terminas de creer.

Esos son premios que valen más que cualquier otra cosa. Ahora bien, yo soy una persona muy autocrítica y perfeccionista, que siempre está viendo un poco lo negativo para tratar de mejorarlo. Porque, en efecto, creo que uno siempre debe mejorar en su canto mismo, en la actuación, en todo lo que envuelve a la ópera.

Eso es para mí lo más importante, porque uno tiene una responsabilidad muy grande con el público. Sí sé que se habla mucho de que soy el mejor de mi repertorio o que Pavarotti dijo que soy su sucesor y todo eso. La gente me va a ver al teatro con muchas expectativas y para mí eso es tan importante que siempre trato de estar al top. Para poder lograr que la gente esté contenta en la función y se vaya satisfecha a casa después de vivir una experiencia musical, de arte, conmigo.
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Flórez y Dudamel preparan concierto en Machu Picchu
Cadena Global, 1 June 2009

El tenor peruano Juan Diego Flórez, anunció este lunes que quiere organizar un concierto en Machu Picchu (Perú) con el director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel.

"Lo que queremos es hacer un concierto en Machu Picchu con Gustavo Dudamel y la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela", anunció en conferencia de prensa en Madrid en alusión a la ciudadela inca del sureste de Perú.

"Porque nos da mucha ilusión hacer un símbolo de Latinoamérica y porque esto es como una señal o un modo de hacer saber al mundo lo que estamos haciendo en Latinoamérica con la música", explicó el belcantista, de 36 años, que esta semana ofrecerá dos recitales en el Teatro Real madrileño.

El concierto, que podría tener lugar en 2012 aunque queda por concretar los detalles de la organización, está relacionado con el proyecto de Flórez de instalar en su país una red de orquestas infantiles y juveniles como la existente en Venezuela, en la cual se formó Dudamel, de 28 años.

El Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV), creado por el músico y economista venezolano José Antonio Abreu en 1975 para ayudar a los jóvenes más desfavorecidos a través de la música, recibió el año pasado el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en España.

"Lo que queremos hacer es un sistema, una red de orquestas infantiles y juveniles, porque este tipo de sistema tiene mucho éxito en países como el Perú, donde hay pobreza y donde los niños tienen esa posibilidad de abrirse paso con un instrumento", explicó.

Flórez ya dijo el año pasado que la red venezolana es "un ejemplo para los países vecinos".

"Cuando supe de este sistema, de cómo funciona y de lo que logra, yo me llené de entusiasmo y comencé a trabajar para que esto se realice también en el Perú. Estuve en Venezuela, visité, me di cuenta, y ahora lo estamos realizando ya en Perú", ahondó.

Flórez invitó en marzo a José Antonio Abreu a Lima, donde ambos fueron "a visitar algunas empresas y a visitar al presidente de la república y comprometer a la gente para que esto se realice, y hubo mucho interés", aseguró el tenor, que dice tener "el apoyo del gobierno y el apoyo del sector privado" peruanos.

El proyecto peruano no parte de cero, ya que "ya había un sistema que viene trabajando hace 10 años" en el país, con "varias orquestas en departamentos del Perú".

"Pero es muy primitivo, falta dinero, falta infraestructura, y eso es lo que estamos tratando de lograr. Creo que hay mucho interés y el hecho de que yo esté también metido en ello le da un empuje", subrayó.

Flórez llegó el domingo por la noche a Madrid, donde ofrecerá dos recitales con piano en reemplazo de la ópera Rigoletto, que tenía en la agenda en el Teatro Real pero más tarde declinó interpretar por considerarla incompatible con su registro actual.

"Compartimos su decisión", aseguró el director artístico, Antonio Moral, que añadió que "dice mucho a su favor", mientras el tenor prometió que "más adelante será parte de un repertorio habitual".

Flórez cantará por primera vez en Madrid un aria de la ópera "Zelmira", de Rossini, antes de interpretarla este verano en el Festival de Rossini de Pesaro (Italia).

El reconocido belcantista manifestó su deseo de "por muchos años seguir cantando" su repertorio belcantista actual: "Con una buena técnica se puede lograr", aseguró, poniendo como ejemplo al español Alfredo Kraus.

Para el futuro prepara un disco de arias sacras barrocas con una compuesta por él, quiere grabar un disco de Zarzuela y tiene la agenda casi completa hasta 2015.
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Flórez no colaborará con Mortier «porque tengo el calendario muy ocupado»
Susana Gaviña, ABC, 2 June 2009

Confirmado. Juan Diego Flórez, tras participar la próxima temporada en la versión de concierto de «I Puritani», no tiene previsto colaborar con el Teatro Real en más títulos, al menos de momento. Si bien estaba previsto que cantara en un «Cosí fan tutte» programado por el todavía director artístico Antonio Moral para la temporada 20010-11, ya no será así pues se ha caído definitivamente de dicha programación -que está siendo rediseñada por el futuro director, Gerard Mortier-.

Esto se desprende de las declaraciones del tenor ayer en el Real, en el transcurso de la rueda de prensa ofrecida para presentar los dos recitales que protagonizará hoy y el próximo domingo. Dos citas con las que el cantante, considerado el mejor intérprete belcantista del mundo, quiere compensar su cancelación como Duque de Mantua en el «Rigoletto» que se estrena mañana en el Real.

Flórez confirmó que había mantenido contactos con Mortier pero que será difícil colaborar con él «porque tengo un calendario tan ocupado que es difícil encontrar fechas para el futuro. En los años cercanos no hay posibilidades», aseguró el tenor que tiene comprometida la agenda hasta 2015.

Una vez más, Flórez volvió también a justificar su decisión de no cantar «Rigoletto», proyecto que se gestó hace cuatro años y para el que Moral había puesto los mimbres necesarios para que el cantante se sintiera cómodo en este nuevo personaje que tan sólo ha cantado en dos ocasiones, en Lima y en Dresde. Las grandes dimensiones del teatro alemán perjudicaron al tenor que aseguró que es un registro «demasiado bajo para mí», y le podría perjudicar para volver al suyo habitual, «más agudo, que es el que ha construido mi carrera y me pide mi público».

Flórez, para no decepcionar al público madrileño, ofrecerá dos recitales, hoy (que se podrá ver en pantalla grande en la Plaza de Oriente) y el domingo, en los que estará acompañado al piano por Vincenzo Scalera-. «Son unos de los más difíciles de mi vida, pero es lo que tocaba», bromeó el tenor, que además de incluir páginas de su habitual caballo de batalla, Rossini, del que interpretará un aria de «Zelmira», ópera que debutará este verano en el Festival de Pesaro, cantará partituras de Gounod y varias romanzas de zarzuela.

El tenor habló también de su relación con el Sistema de Orquestas creado por Abreu, que quiere instalar en su país, y del concierto que ofrecerá, en 2012, junto a Gustavo Dudamel en el Machu Pichu.
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«Tengo mucho respeto a Mozart, lo haré cuando crea que puedo ofrecer un buen producto»
V. M. Niño, El Norte de Castilla, 14 June 2009

Es la voz del momento. Juan Diego Flórez (Lima, 1973) llega a Valladolid precedido de la última ovación en el Teatro Real y a un Auditorio con hambre de tenor, tras el plantón de Villazón. Su modelo profesional es Alfredo Kraus y su padrino, Pavarotti. En la ciudad del italiano y del Festival de Rossini vive el maestro peruano.

El programa de Valladolid no incluye a Donizetti ¿se da un respiro o lo deja para los bises?

Se trata del mismo programa que he hecho hace poco en Madrid y que haré en los próximos días en Moscú. He querido como siempre dar importancia a Rossini dedicándole toda una primera parte. Normalmente incluyo Bellini y Donizetti en otros programas pero esta vez concediendo a la Zarzuela un amplio momento no quedaba mucho espacio para estos otros dos compositores y por otro lado, queriendo tener un mismo programa para estos recitales he tenido en cuenta qué cosas había ya cantado en estos lugares donde volvía para no repetirme tanto. De todas maneras Donizetti estará presente en algún bis.

En cambio incluye obras de Pérez Soriano o Amadeo Vives, entre otros compositores nacionales ¿tiene en cuenta ese equilibrio de fuerzas cuando hace recitales en países europeos?

La zarzuela es algo que ya he cantado en varias ocasiones y un género que me gusta mucho. Por lo general me gusta incluir en recitales algunas piezas nuevas para hacerme de un repertorio mayor. Creo que la zarzuela tiene páginas muy bellas para el tenor y grandes intérpretes las han cantado.

Usted se dice del modelo Kraus, de dosificar su presencia en óperas y escenarios. ¿Hasta qué punto puede el belcantista controlar su 'marca'?

Kraus ha sido, con Pavarotti, mi ídolo de siempre. He sabido adoptar lo que ambos usaban hacer, no tener actuaciones sin al menos dos días de descanso entre ellas. Creo que funciona para la salud vocal. También tener un buen periodo de descanso. La carrera tiene que ser larga y quiero estar siempre al máximo de mis posibilidades. Por otro lado si uno se sabe administrar vocalmente la evolución de la voz no tiene que ser un problema, no creo que haya repertorios para jóvenes y otros para adultos, cada uno puede seguir cantando por muchos años el mismo repertorio si no fuerza la voz. Sólo cuando el cuerpo pierda flexibilidad muscular alguna que otra pieza o compositor representaría un problema mayor y hay que estar atentos a que a esto una buena técnica supla.

¿Ernesto Palacio fue su profesor y ahora es su 'pepito grillo', el guardaespaldas de su libertad artística?

Es la persona que más conoce mi voz, pretende siempre el máximo de mí, no es un exuberante en sus juicios y más bien me dice las cosas que no salieron bien o donde pudo ir mejor.

¿Qué tal con López Cobos?

He trabajado con Jesús no sólo en Madrid, también en Pésaro y en Bolonia. Siempre me he encontrado muy cómodo e igualmente aprecio mucho la persona.

El decía la semana pasada en Valladolid que así como hoy se pueden encontrar dos pianistas o violinistas casi idénticos, no hay dos voces iguales. ¿Está de acuerdo?

Estoy de acuerdo, las voces son mundos independientes, uno puede recordar a otro pero no se les confunde ni por el timbre ni por otros detalles. A veces conversando con algún colega nos sorprendemos de cómo en la misma pieza uno encuentra facilidades donde el otro encuentra dificultades y viceversa. Hay que aprender a conocerse y adoptar las soluciones que cada uno necesita.

Deja Mozart para los años venideros ¿qué más repertorio está reservando para cuando la voz «se le oscurezca»?

Tengo mucho respeto por Mozart, lo haré cuando crea haber llegado a un buen producto que ofrecer. Oscurecerse la voz? Es algo tras lo cual no voy en búsqueda y como dije antes no es algo mecánico, si viene bien y si no, también. Espero poder seguir en mi repertorio el mayor tiempo posible.

Ha trabajado varias veces con Bartoli, con María Bayo, con Natalia Dessay o con las sopranos del este como Netrebko o Garanca. ¿Han abierto estas últimas una nueva era en la ópera, más espectacular que vocal?

Con Cecilia Bartoli he grabado solo discos y en realidad solo en 'La Sonnambula' tuvimos ocasión de trabajar más ya que en los otros discos casi ni nos vimos teniendo nuestras intervenciones separadas. Con la Dessay sí hemos trabajado varias veces en el escenario. Con la Netrebko y la Bayo solo una vez con cada una, el 'Don Pasquale' con Anna (y un concierto hace muchos años) y el 'Barbero' con María. Con la Garanca hemos hecho solo un par de conciertos. Indudablemente que me da mucho gusto que esta generación de estrellas sea la que se dedique al bel canto.

Internet ha cambiado el negocio discográfico, sin embargo usted no ha cesado de grabar títulos muy sugerentes incluso para quien no sea aficionado al género. ¿Es una forma de adaptarse a tiempos poco aptos para óperas de tres horas?

Creo ser afortunado por tener una casa discográfica, es un sector en crisis indudablemente. Es verdad que las óperas se graban menos ahora porque la crisis del mercado obliga a producir lo que es inédito, o sea los recitales de los nuevos intérpretes, en vez de producir una interpretación más de óperas ya tan grabadas. Pero no creo que sea problema de la duración de una ópera, las óperas salen hoy en dvd o live y tienen el éxito de siempre.

Donde menos canta es en Perú, dice. Sin embargo tiene entre sus proyectos uno de educación popular musical parecido al de Abreu en Venezuela ¿cómo lo lleva?

Al Perú voy frecuentemente, he hecho ya varias óperas: 'Semiramide', Fille du regiment', 'Rigoletto' y varios conciertos. Estoy yendo en noviembre para otro concierto más y en el 2011 haré el 'Barbero'. Trato de darme siempre el tiempo para ir a Lima aunque es difícil compaginarlo con la agenda de trabajo.

Le gusta componer ¿conoceremos alguna vez esas partituras?

Sí, pero no tengo mucho tiempo. De todas maneras ya hicimos en Navidades en Viena de hace un par de años una composición mía con tema peruano para tenor, coro y orquesta y ahora estoy preparando otro que espero poder añadir en mi próximo cd.

¿No le tienta la ópera contemporánea?

Creo que mis características vocales no se adaptan mucho a ella.

Tiene un club de fans, Florezidos, Cómo está cambiando el público del belcanto?

Bueno, sí, es un grupo de fans que se ha organizado, nace en España pero están inscritos muchos de otros países. Viajan mucho y para mí es un placer encontrármelos en tantas partes del mundo. Pero siempre ha habido fans que han seguido a los cantantes, no es que sea esto una cosa que solo me pasa a mí. Pienso que el mundo de la ópera actual sea muy distinto del de hace algunos años. La comunicación ha influido mucho y hoy todo el mundo puede tener tu concierto o tu función de ópera por Internet. O es una cosa organizada y la función va en todo el mundo o es el fan que graba o filma a escondidas y lo pone en Internet. Imposible de evitar. Por otro lado estamos en una época donde el bel canto predomina sobre el verismo y creo que esto ayuda al mejor nivel musical del público.
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