JAPÓN JUAN DIEGO FLÓREZ
Tiene la agenda completa hasta el 2007. El tenor peruano acaba de terminar una exitosa temporada de presentaciones en Tokio interpretando "El Barbero de Sevilla" y sigue tan humilde como siempre.
UN TENOR EN JAPÓN. Juan Diego Flórez acaba de triunfar en Japón. Tuvo varias presentaciones en el teatro Bunka Kaikan, que empezaron el 26 de mayo y terminaron el 22 de junio.
FAMA. Sus clubes de fans y las páginas web en su honor, se multiplican.
Tokio. Juan Diego Flórez, 29 años, tenor de profesión, conocido en el mundo de la Ópera como "El Peruano", es famoso. El periódico japonés "Asahi" acaba de escribir: "es una de las nuevas estrellas de la ópera mundial. Especializado en interpretar a Rossini, Flórez le da una nueva dimensión a ´El Barbero de Sevilla´, cantando completa la última aria de la obra. La más hermosa. Algo que, por su dificultad, otros tenores no pueden hacer". Sus presentaciones en Tokio terminaron el 22 de junio y se realizaron a teatro lleno a pesar de que las entradas se cotizaban a un promedio de quinientos dólares.
Esta es tu tercera vez en Japón. La primera como parte de un teatro. ¿Cómo te sientes?
Bien, en general. Aunque los japoneses son muy pegados a la letra, y si haces algo que está fuera del programa, los desubicas. Esta vez, vine con el Teatro Comunal de Bologna, presentando "El Barbero de Sevilla", una obra que interpreto desde el 97 y que el último año he paseado por varios escenarios. La acabo de estrenar en el Metropolitan de Nueva York y de aquí la voy a cantar en La Scala de Milán.
¿Eres tú quien escoge las obras que interpretas?
Normalmente los teatros llaman a mi representante y le preguntan si estoy libre para una fecha determinada y si me interesa un papel específico. Pero también sucedió una vez que el Covent Garden de Londres me ofreció un papel de Mozart y yo lo rechacé porque lo consideraba muy bajo para mi voz. Así que el teatro decidió montar "Don Pasquale" para que yo cantara. En las Palmas de Gran Canaria tengo la posibilidad de sugerir qué obras me gustaría estrenar.
¿Cómo comienza tu relación con la música?
Como a los 14 años cuando comencé a componer baladas. Pero ya desde los 11 tocaba la guitarra. Y desde siempre escuché cantar a mi papá, Rubén Flórez, música criolla.
¿A qué le componías?
A las chicas. Mi primera composición fue para mi primera enamorada. Yo tenía aproximadamente 13.
¿Y el primer beso? ¿O el amor fue solo platónico?
Mi primer beso fue antes. A los 12 quizás. En eso he sido un poco precoz.
¿Qué recuerdas de esos años?
Cuando gané el Festival de la Canción por la Paz en 1986. Desde allí comencé una especie de carrera de cantante pop, con presentaciones en televisión y en algunos locales. Pero desde muy pequeño tuve la inquietud de estudiar música. Primero fueron clases de guitarra. Luego en el colegio lecciones con el director del coro y después el Conservatorio. Pero yo no ingresé ahí para ser cantante de ópera. Entré para cantar ópera, que es distinto.
¿Cómo combinas tu lado musical con el familiar? Sé que tus padres se separaron.
Sí, mis padres se divorciaron y no es una cosa que me haya dolido porque crecí con padres separados. La relación con mi papá siempre fue magnífica.
¿Y tu mamá?
Ella es la figura más importante en mi vida. Es una mujer fuerte que nos crió y nos moldeó de acuerdo a sus valores. Explosiva como buena Aries. Es decidida, tajante y muy directa. Yo crecí entre mujeres. Mi mamá, mis dos hermanas y la empleada que era una institución.
¿Te engreían mucho?
Siempre me engrieron, pero uno no se da cuenta. De niño yo era traviesísimo. En el colegio me sacaba siempre 05 o 07 en conducta. En los estudios, siempre estuve entre los primeros. Incluso a punto de ingresar al cuadro de honor, pero la conducta me mataba. Tenía un sentido innato de la responsabilidad. Sabía que no podía faltarle a mi mamá porque ella siempre confió mucho en mí, me dio libertad.
Es conocida la historia de tu debut. Pero faltan detalles. ¿Cómo se fijan en ti, un principiante en el mundo de la ópera?
En el Rossini Festival yo hacía un papel pequeño, pero también tenía la obligación de cubrir las partes del tenor principal porque este no llegaba todavía. Allí es donde tengo la oportunidad de hacerme oír. El papel era difícil. Y todos comentaban: "Qué bien canta el peruano". Cuando comunican que el tenor principal está enfermo, vienen dos tenores y me comentan que yo podría ser elegido para hacer el papel. Corrí a llamar a Ernesto Palacio y él me dijo: "Déjate de cosas, Juan Diego, y quédate tranquilo. No te metas en problemas, solo interpreta el papel que te dieron". Pero yo no me quedé tranquilo. Siempre que me preguntan, digo que por casualidad me encontré con el director artístico del festival, pero no es cierto.
¿Cuál es la verdad?
Yo busqué un pretexto para ir a su oficina y saber si en realidad estaba pensando en mí para hacer el papel. Y me lo ofreció. Ahora que lo veo en retrospectiva, siento que fue una locura. La obra era dificilísima, un estreno a nivel mundial. Costaba un montón de plata montarla. Por eso al día siguiente, debí pasar varias audiciones para que los demás organizadores del festival aprobasen que un don nadie hiciese el papel. La obra se estrenaba en 15 días. Cuando comenzaron los ensayos me di cuenta de que el personaje era más difícil de lo que creía, pero lo hice bien y me sirvió para hacerme conocido.
¿No es contradictorio ser peruano y ser cantante de ópera?
Mucha gente me ha dicho que soy un verdadero embajador del Perú. La razón es simple: Siempre, en todos lados, se me relaciona con mi país. Se refieren a mí como El Peruano. Y no sé por qué. Quizás porque siempre hablo del Perú, porque soy criollo.
¿De música, de comida o de carácter?
De todo. De música, comida, playas, bulbito, peñas. Y cuando regreso al Perú, me siento cerca de la gente. Hasta me reconocen y se quieren tomar fotos conmigo en Polvos Azules (mercado informal y popular en el centro de Lima).
¿Te sientes un divo?
En la ópera un divo es aquel que asume actitudes de más. Yo no lo soy por muchas razones. Por mi educación, sé de dónde vengo, fui de una clase media-baja y tengo presente lo que pasé en Lima y dónde he vivido.
Pudiste ser un cantante de música popular. ¿Qué fue lo que te jaló a la ópera?
Un poco de muchas cosas. Primero la música, su belleza. Por esa belleza vendí el carro de mi madre en mil dólares para irme a estudiar. En Lima siempre me dijeron que cantaba bien, pero en Estados Unidos se armó un revuelo total. En ese momento me dije: "oye, realmente eres bueno".
¿Cómo te ves de aquí a 10 años?
Haciendo lo que hago, pero mejor. Tengo la agenda llena hasta el 2007 y un contrato firmado con el sello Decca, con el cual ya grabé mi primer disco y grabaré uno cada año. Esto significa que mi carrera ha tomado un impulso enorme de promoción, porque este sello, que es el de Pavarotti, es muy reputado en todo el mundo. Ahora veo pósters míos en Nueva Cork.
¿Cómo haces para que esto de la música te siga gustando sin tomarlo como una obligación?
Es un trabajo, y así lo tomo. Pero también es algo que me gusta hacer. Algo que no tomo como una rutina. En verdad, he tenido mucha suerte.
¿Qué haces para conservar la voz?
Las reglas básicas son: hablar poco, descansar, dormir, comer bien y evitar el aire acondicionado. Para mí lo más importante, dentro de todo esto, es tener una buena técnica para que mi voz no se deteriore. En realidad, los días que no tengo función no practico, como sí hacen otros tenores. El día de la presentación, me levanto a las 12, tomo un café, almuerzo a las dos de la tarde y comienzo a vocalizar. Luego voy al teatro y canto una parte de la ópera para calentar la voz y ya. Estoy listo.
¿Qué es lo que te molesta del mundo de la ópera?
Los compromisos tan seguidos. Para mí, subirme a un avión es como tomar un taxi. A veces no sé ni donde estoy.
¿Qué lees?
De todo, revistas, novelas, libros de historia.
¿Irías al cine para ver "El hombre araña"?
No, prefiero "La Guerra de las Galaxias".
¿Sabes bailar?
Bailaba muy bien la salsa de Rubén Blades, Celia Cruz, pero ya me oxidé un poco.
¿Hablas todos los idiomas en los que cantas?
Hablo inglés, italiano, español y francés, pero canto en cualquier idioma, eso no es problema. Aunque cantar en alemán me es un poquito más difícil.
¿Cuál es tu sueño?
Formar una familia. Tengo una novia italiana sin planes matrimoniales. Pero me gustaría tener dos hijos, perros. A mis hijos les enseñaría música, pero dejaría que hagan lo que quieran. Tal como mi madre hizo conmigo.
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