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February 2006

Juan Diego Florez, révélation péruvienne, Le Figaro, 14 February 2006
Lujo lírico en el Teatro Circo, La Verdad, 5 February 2006
«La ópera, al igual que el jazz o el golf, nunca será de masas», Tribuna de Albacete, 5 February 2006
Flórez, artilleria ligera, ABC, 4 February 2006
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Lujo lírico en el Teatro Circo
Lydia Torregrosa, La Verdad, 5 February 2006

Luciano Pavarotti le ha nombrado su sucesor y los entendidos le comparan con Alfredo Kraus, del que él mismo se confiesa admirador hasta el punto de afirmar, ayer durante la rueda de prensa, que «es un dios». El peruano Juan Diego Flórez (Lima, 1973), uno de los tenores más cotizados del momento, ofrece hoy un concierto extraordinario en el Teatro Circo, una cita que coloca a Albacete a la altura de los más reputados auditorios del mundo.

Acompañado al piano por Vicenzo Scalera, el cantante deleitará a los afortunados que se hayan hecho con una entrada con un repertorio que, según dijo durante la presentación del recital, es «bastante emblemático de mi vocalidad, con un poco de todo y estilos muy diferentes».

En el programa no faltará Rossini, habitual en sus conciertos, así como Bellini y Donizetti, sin olvidar a Mozart en el año del 250 aniversario de su nacimiento. «El recital siempre es difícil porque uno tiene que cambiar de marcha y eso requiere mucha técnica y experiencia», afirmó el tenor, quien reconoció que «casi no existe» el intérprete «que brille en la canción igual que en la ópera».

Palabras de elogio

Recién llegado de Salzburgo, Juan Diego Flórez compareció ante los medios de comunicación acompañado por el director de Cultural Albacete, Ricardo Beléndez, y comenzó su intervención asegurando sentirse «muy contento» de su presencia en la capital albaceteña. Tras recordar que el contrato que le ha traído este fin de semana al Teatro Circo «es uno de los más viejos» de su apretada agenda, se refirió al público español destacando su calidez y tuvo palabras de elogio para uno de los grandes de la lírica española, Alfredo Kraus.

Juan Diego Flórez, que aseguró que lo más importante para cuidar la voz es dormir y, lo segundo, protegerse de la sequedad, se mostró generoso con los periodistas y contestó sin prisas a toda una batería de preguntas, después de anunciar que su estancia en España coincide con la salida al mercado de un nuevo disco de música latinoamericana. «Es divertido y diferente», señaló el tenor sobre este trabajo, afirmando que «incluye canciones que yo cantaba de chico y es un homenaje a mi tierra, Perú, y a toda Latinoamérica».

Precisamente, y en referencia a su país de origen, aseguró que allí la tradición del bel canto «es muy poca», pero añadió que, a pesar de ello, en todo el continente americano han salido muy buenas voces, con tenores «que están en los primeros teatros del mundo».

Subrayó que la ópera «es para un público reducido», y que «te gusta o no te gusta», aunque matizó que esta modalidad artística «no tiene nada que ver con el dinero o con la condición social».

Por el contrario, se mostró convencido de que en la lírica «es la sensibilidad lo que cuenta», y aseguró que él mismo creció en una familia en la que no se escuchaba ópera.
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«La ópera, al igual que el jazz o el golf, nunca será de masas»
Virgilio Liante, Tribuna de Albacete, 5 February 2006

El tenor peruano Juan Diego Flórez dará hoy, a las 19 horas, en el Teatro Circo unos de los conciertos del año, en el que interpretará como gran novedad tres arias de Wolgand Amadeus Mozart con motivo del 250 aniversario de su nacimiento, y también de Rossini, Bellini y Donizetti. Algo complicado ya que intentará abarcar cuatro tipos de canto en un solo recital acompañado, en todo momento, por el pianista estadounidense Vincenzo Scalera.

«Es un concierto difícil porque uno tiene que cambiar de un aria a una canción, de un estilo a otro, de un canto ligero e íntimo a otro lleno de pasión», comentó para agregar que «muy pocos cantantes masculinos han sido grandes recitalistas y han brillado tanto en la canción como en la ópera»

Juan Diego Flórez, que acaba de editar un nuevo disco titulado Sentimiento latino, dijo que escuchar ópera no tiene nada que ver con la condición social, y mentó a un hombre de Lima (Perú) que vivía rodeado de basuras y de ratas y que siempre escuchaba ópera en su radio. «Lo que está claro es que la ópera al igual que el golf, el jazz o la pintura nunca serán de masas porque es cuestión de sensibilidad», y prosiguió comentando «que aunque he escuchado alguna canción de Andrea Bocelli o Il Divo porque cantan bien, eso no es ópera y hay que saber diferenciar. La gente que le pone esa etiqueta es la que no va a la ópera», zanjó.

Preguntado por «si se sentía en el mejor momento de su carrera», el tenor que ha triunfado en los teatros más importantes del mundo, contestó: «Ojalá. La técnica va mejorando siempre, pero la voz es un músculo que comienza a declinar a partir de los 35 años, al igual que los futbolistas lo sufren a partir de los 30. La voz es un misterio, pero sí se sabe que los músculos envejecen al igual que la cara».

Asimismo matizó que «lo importante es mantenerse en un buen estado vocal como lo hizo Alfredo Kraus, que llegó hasta los 70 cantando unas arias dificilísimas» y habló también «del futbolista Roberto Baggio que jugaba con bastantes años porque se entrenaba en su casa. En la ópera es normal cambiar de repertorio cuando te vas haciendo mayor».

LOS SECRETOS DE UNA GRAN VOZ.

También desgranó alguno de los secretos para cuidar su voz, sin lugar a dudas el instrumento que da color a su carrera y su vida. «Trato de dormir bastante; no cantar en lugares con mucha sequedad, por ejemplo Madrid es un sitio difícil donde duermo con dos humidificadores» y «hablar lo menos posible;no cantar por las mañanas porque es algo cruel y hacer un repertorio justo para la voz».

Dijo que se sentía muy contento de cantar en el Teatro Circo- «un lugar donde el techo parece una constelación»- y expresó que aunque no ha habido una tradición fuerte en América Latina existen «cuatro tenores en las mejores plazas del mundo».

Respecto al tenor canario Alfredo Kraus, del que el peruano se inspira en su línea de canto y hace unos días comentó que Kraus «le respalda allí donde esté», dijo que «se ha reconocido su labor y es una referencia para todos los tenores porque siempre es querido en todos los teatros, desde el Metropolitan a la Scala de Milán y siempre es conocido entre el público operístico», «algo que no ocurre con Pavarotti o Plácido Domingo ya que lo conocen personas que no van a la ópera».

Juan Diego Flórez, asimismo, dijo que «es un honor» que le comparen con Alfredo Kraus o Pavarotti «quien me llamó sucesor suyo». «Yo entiendo que estos son monstruos y que tienen otro repertorio, pero el tiempo dirá».

«El futuro de la música está en Internet»

El tenor peruano, de 32 años y considerado como uno de los más firmes valores de la ópera internacional, subrayó que «el futuro en la música está en el DVD y en bajarse las canciones de Internet» porque «a nadie le interesa grabar ópera ya que las discográficas no tienen dinero y hay que pagar a mucha gente. Sin lugar a dudas el futuro está en las grabaciones en directo desde el teatro».

En 1996 hizo su debut operístico oficial en Pésaro con la obra Matilde di Shabran programada dentro del Festival de Ópera Rossini, recibiendo inmediatamente los mejores elogios de la crítica, alabando la expresividad de su voz y su prodigiosa agilidad. A partir de ese momento, Flórez se convirtió en el tenor rossiniano de referencia para los principales teatros líricos internacionales. Entre los compromisos futuros de Flórez hasta 2010 se han cerrado ya fechas con La Scala de Milan, la Metropolitan Opera House de Nueva York, el Covent Garden de London, la Ópera Estatal de Viena, el Festival de Ópera Rossini de Pésaro, el Teatro Comunale de Bologna, el Carlo Felice de Génova, Los Angeles, Opernhaus de Zurich, San Carlo de Nápoles, Teatro Real de Madrid, Liceu de Barcelona, Deutsche Oper de Berlin, Ópera de Houston, Ópera Lírica de Chicago...
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Flórez, artilleria ligera
Ricardo de Cala,  ABC, 4 February 2006

Juan Diego Flórez, el tenor del momento, nos visita en Albacete, Valladolid y Madrid. En las dos últimas citas, le acompañará la mezzo Daniela Barcellona. El imparable ascenso de Flórez corre paralelo a las demandas de los grandes teatros del mundo; los elogios se derraman en abundancia sobre él y las comparaciones no pueden ser más halagadoras. Juan Diego ha prestado atención hasta ahora al repertorio de tenor amoroso rossiniano, que en tiempos del compositor fue el territorio del célebre Giovanni David, frente al más heroico con aquellos espeluznantes saltos de octava al registro grave que afrontó el baritenor Gianandrea Nozzari.

La voz de Flórez es de tenor lírico-ligero, aunque más ligero que lírico. Su voz no es pequeña sino que tiene el tamaño normal en su cuerda y corre maravillosamente. Su tesitura vocal se extiende del fa sostenido hacia arriba. A partir del si bemol es un cañón, un cañón ligero, pero artillería de verdad; la voz brilla y es asombrosa su capacidad para frasear en las cimas del registro. Por último está la pasmosa facilidad para el canto adornado y de coloratura, fuegos artificiales que constituyen uno de sus caballos de batalla.

La voz de Flórez es atractiva, dulce, con un punto líquido, melífluo, blando, como si te susurrara al oído, posee un color con una cierta oscuridad en el registro central y riqueza de armónicos. Los tenores ligeros no suelen tener timbres bellos, son o demasiado claros o un tanto secos. Flórez es probablemente el tenor que mejor canta de su generación, la voz está completamente apoyada en la máscara, aunque ocasionalmente se le descuelgue alguna nota emitida en piano o a media voz. Este enmascaramiento es indispensable para afrontar su repertorio, que exige reguladores, esfumaturas, tesituras inclementes y esos pasajes de coloratura que ejecuta sin aspiraciones, a una velocidad vertiginosa que provoca escalofríos y torrentes de aplausos.

Actualmente, dentro del repertorio belcantista, está derivando hacia papeles de mayor peso como Arturo en Puritanos y ha manifestado su deseo de cantar el Duque de Mantua. Aparte de Rossini, Sonámbula, Don Pasquale o Elisir, son papeles espléndidos para él. El futuro marcará su evolución, pero de momento podemos disfrutar en España de su magnífico momento.
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Juan Diego Florez, révélation péruvienne
Jean-Louis Validire, Le Figaro, 14 February 2006

Le ciel des ténors luit de nombreuses étoiles. Juan Diego Florez n'est pas la moins éclatante. A 31 ans, le chanteur adoubé par Luciano Pavarotti, qui voit en lui son successeur, trace paisiblement son chemin depuis qu'il a remplacé au pied levé un ténor défaillant au Festival de Pesaro en 1996. Tout de suite remarqué par Riccardo Muti, il sera engagé à La Scala et poursuit depuis une carrière internationale sur toutes les scènes du monde.

C'est à Barcelone, à l'issue d'une représentation de Semiramide de Rossini, que nous l'avons rencontré. Il venait de triompher grâce à une ligne de chant parfaite de l'aigu au grave qui avait enthousiasmé le public. Petit et fluet, Juan Diego est aussi à l'aise au Teatro Liceu dans les coulisses que sur scène, il dégage une assurance naturelle que l'on retrouve dans les grands rôles qu'il a interprétés dont un mémorable comte du Barbier de Séville.

Un retour vers ses racines

Issu d'un pays riche en ténors, dont Luigi Alva et Ernesto Palacio, son professeur, le jeune péruvien n'était pourtant pas spécialement attiré par le bel canto. «J'ai été élevé dans une famille où la musique était très présente. Mon père chantait, ma mère et ma soeur jouaient de la guitare.» Une atmosphère à laquelle il rend hommage dans le disque consacré à la musique populaire, qui vient de sortir chez Decca. Sentimentio latino est pour lui, au-delà de l'aimable exercice folklorique, un retour nostalgique vers ses racines. Il commence à jouer de la guitare à 11 ans, compose ses propres chansons «un peu dans le style de Paul McCartney».

Mais ce cadre lui est vite apparu trop étroit. «Je voulais apprendre à lire la musique, à jouer du piano, ce qui m'a conduit d'école de musique en école de musique à entrer au conservatoire, mais uniquement pour me perfectionner dans la «pop», se souvient-il. C'est le chef de choeur de l'Opéra national qui le convertit au chant classique après l'avoir entendu. Pendant trois ans il suivra ses cours avant d'entrer lui-même dans le choeur et d'en devenir un des solistes. Le début d'un long processus d'immersion dans l'opéra. Un parcours raisonné plus qu'une passion immédiate. Les événements se succèdent ensuite avec ce sentiment d'inéluctabilité que donnent, après coup, les carrières réussies. «A 20 ans, j'ai chanté mon premier opéra Les Capulet et les Montaigu. Professionnellement, c'est en 1996 au Festival Rossini Matilde di Shabran.»

La flexibilité du chant

Il rejoint ainsi la cohorte des grands ténors que l'Amérique latine a donnés à l'opéra. «Dans nos pays, nous devons nous battre pour réussir, cela forme le caractère. C'est un avantage que nous avons sur les Européens, explique le jeune chanteur. Nous avons aussi une façon douce de parler qui est plus naturellement proche des ténors.» Il n'en admire pas moins les Européens, au premier rang desquels Pavarotti bien sûr, mais aussi Alfredo Kraus «pour l'intelligence et le style».

A Lima, il avait commencé à chanter des compositeurs baroques, mais toujours des airs coloratura comme dans le Messie de Haendel ou des arias de Bach. «Cela m'a donné la flexibilité pour chanter ensuite Rossini.» Sa rencontre avec le ténor Ernesto Palacio, aujourd'hui son manager, est, en 1994, le vrai tournant de sa jeune carrière. «Il m'a fait comprendre ma voix et mon répertoire. Une des fautes classiques des chanteurs est de croire qu'ils ont une plus grande voix que celle qu'ils ont, comme les boxeurs poids légers qui croient qu'ils sont des poids lourds.»

Juan Diego Florès [sic] est un sage. «C'est très difficile d'accepter la voix que l'on a, mais je n'ai pas d'états d'âme. Le répertoire que je chante est très large de Rossini à Bellini et Donizetti en passant par les baroques. Je me sens confortable dans ma tessiture», estime-t-il, ce qui lui permet de s'adapter ensuite à tous les genres.

«Je préfère les metteurs en scène qui aiment les voix et l'opéra, ce qui n'est pas le cas de tous», s'amuse-t-il lorsqu'on l'interroge sur sa perception du métier. Il préfère surtout travailler avec ceux qui ne cherchent pas à imposer leur point de vue au détriment de la personnalité des chanteurs.
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This page was last updated on: February 18, 2006