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Juan Diego Flórez: Divina voz
Carol Pinillos, Cosas, 12 April 2002

La cita en el Savoy para tomar el té el Sábado de Gloria fue una ocasión
perfecta para conversar más íntimamente con Juan Diego Flórez (29).
Esperaba un divo al estilo de Mario Lanza y rodeado de un montón de
agentes (dice que efectivamente a veces es así y que su relacionista
público acorta las entrevistas, pero no esta vez). Ahora aparece de la
mano con una chica muy guapa, vestido como en un día cualquiera, con un
chaquetón de cuero negro encima y disculpándose por la tardanza.

Es sumamente atractivo, y tiene unos preciosos ojos negros. No es muy
alto y sin embargo su presencia llena el espacio, como su voz el
silencio de un gran teatro.

En Londres todos los periódicos y revistas han escrito sobre él. Todo el
mundo ha oído hablar de él. De este peruano de voz maravillosa. En "La
Sonnambula" de Bellini, en el Royal Opera House, los aplausos más
entusiastas fueron para Juan Diego.

Llega el té, servido, como es la costumbre inglesa, acompañado de
sándwiches de salmón, de pepino y de jamón con mostaza picante, su
favorito; un poco de crème bruleé y otros puddings. Nos acompaña un
piano. Ahí están Laura, la enamorada siciliana de Juan Diego, que es muy
agradable; Tim, mi marido, que está encantado, e Isabel Miró Quesada,
fanática de este guapo tenor.

Comienzo hablando del Perú, un tema común para todos .

- ¿Cada cuánto tiempo visitas el Perú?

- He ido de vacaciones en febrero, pues cancelé una ópera porque
necesitaba un poco de descanso. Fue en febrero y fui con Laura, mi
enamorada. De aquí viajo a Estados Unidos para presentar "Il Barbieri di
Siviglia". En enero hice mi debut en el Metropolitan de Nueva York y
estaré yendo muy seguido allá para presentar también "La Cenerentola",
"Don Pasquale" y "L'Italiana in Algeri". Después de Nueva York voy a
Lima de nuevo para presentar una ópera de Rossini. El año pasado con
Ernesto Palacio presentamos "Semiramide", en el Santa Úrsula, y ahora
estamos llevando un elenco de primera y haciendo las gestiones
correspondientes para que la ópera se presente en la Catedral de Lima.
Eso será el 29 y 30 de abril.

- Tienes un programa bastante apretado .

- Los teatros más importantes tipo Covent Garden y el Metropolitan,
Viena o la Scala programan con mucha anticipación. Yo tengo hasta el
2006 todo programado.

- ¿Laura te acompaña siempre?

- Sí, cuando puede. Laura, que es soprano, tiene muchos compromisos en
su agenda. Ahora en Londres se presenta en el Barbican.

- Juan Diego, vienes de una familia muy musical .

- Sí, mi papá es cantante. Para mí y para muchos el mejor intérprete de
las canciones de Chabuca Granda. La música siempre estuvo conmigo. Ya
por entonces yo cantaba y tocaba. A los 15 o 16 tuve dos presentaciones
en Barranco. Presentaba música criolla, mis canciones, cantaba con mi
papá, con mi banda de rock, pero claro, la música clásica vino poco a
poco.

- ¿Cómo te topaste con la música clásica?

- Por mi interés por la música. Siempre tuve ganas de saber música, no
sólo cantar. En mi colegio, Santa Margarita, me metí a estudiar canto
con el profesor del coro y él me aconsejó ir al Conservatorio, donde
aprendí a cantar. El canto me iba muy bien, pues en el colegio ya había
aprendido un par de arias. En el primer año no sabía si hacer música
popular o clásica, pero me fui encaminando a la clásica por el ambiente
mismo del Conservatorio, donde entré a los 17 años. Ahí se canta arias
clásicas, antiguas, y me fui empapando; después de tres años terminó por
encantarme.

- ¿Qué has dejado por tu carrera?

- He dejado la vida relajada a la que estaba acostumbrado. Jugar fulbito
con mis amigos, la playa, pues era muy playero; la vida era como más
lenta. He dejado la comida. En Italia se come bien, pero la comida
peruana no tiene comparación. Sé cocinar. Preparo cebiche, pero nunca
como en el Perú; también hago ají de gallina. En Italia he ofrecido
banquetes de ají de gallina para bastante gente. Cuando fui a Lima la
última vez, lo primero que quise comer fue un caucau de mondonguito.

- Llevas al Perú en la sangre .

- Soy peruano en alma y corazón. Por eso también me encanta la música
criolla; también Abba, los Bee Gees, pero más que todo escucho música
peruana todo el tiempo. Ya he hecho un arreglo para orquesta de un
popurrí de Chabuca y ahora estoy haciendo el arreglo de una marinera
limeña, "La jarra de oro", y la quiero presentar quizás en Lyon, con una
orquesta. Canto música criolla durante mis recitales con piano, sobre
todo "La flor de la canela"; la última vez la canté en el Teatro Real de
Madrid, y la gente la conoce muy bien.

- ¿Y cómo te va ahora, viviendo solo y tan lejos del hogar familiar?

- Para mí fue un poco problemático el primer año en Filadelfia, en mi
piso y solo. Fue difícil, pero debo decir que me acostumbré bastante
rápido. Ahora llego a mi casa, en la cual no paro mucho, y lavo y
plancho mi ropa, que es para lo único que tengo tiempo, y sigo viajando.
No me gustan mucho los hoteles; prefiero los apartamentos y por eso, por
ejemplo en Londres, prefiero quedarme en un piso, pues hay cocina y
puedo cocinar y sentirme más como en casa. No soy mucho de extrañar, eso
del homesick, aunque quiero mucho a mi familia.

- ¿Cómo ve tu familia el exito que has obtenido?

- Mi familia me ve siempre como soy yo. Por supuesto, están muy
orgullosos. Mi mamá ha ido a mi debut en la Scala de Milán y en el
Metropolitan de Nueva York; también ha asistido dos veces a óperas en
Pesaro (interrumpe Laura agregando que su madre no pudo contener las
lágrimas de la emoción durante el debut de su hijo).

- ¿El canto exige un entrenamiento muy riguroso?

- Sí, pero sobre todo exige una buena formación, prepararse bien para
comenzar una carrera, adquirir una seguridad técnica en la voz. Con el
tiempo uno adquiere un cierto automatismo y cada vez es menos exigente.
Ahora, por ejemplo, no tengo clases de canto sino que me autoentreno. Mi
maestro es Ernesto Palacio, que es mi manager; tambien lo es de Laura y
otros tantos cantantes. Audicioné para él durante unas vacaciones que
tuve cuando vivía en Filadelfia y desde ahí se ofreció a ayudarme en mi
carrera. Comencé a mejorar muchísimo y estuvo cerca de mí cuando mi
carrera empezó a despegar. Al comienzo era difícil cuando preparábamos
las óperas; ahora viene al ensayo general y me comenta "esto está bien,
esto mal". Y en el ensayo final estos errores se corrigieron.

- ¿Cómo entrenas la voz?

- Con ejercicios vocales, y canto pasajes de la ópera que tengo que
cantar. Depende de cómo está la salud; a veces hay que cantar un poco
resfriado. Recuerdo una vez en Bilbao que me había intoxicado con algo
que había comido y al día siguiente tuve que cantar sin haber comido
alimento alguno; fue muy difícil. Corté algunas partes difíciles de la
ópera. He escuchado que Celine Dion, por ejemplo, no toma leche, y yo
pensé: "Peor que nosotros". Nosotros nos cuidamos, pero nada exagerado.
Yo como todo lo que quiero; el día de la función tengo una dieta de
arroz, no tomo nada muy frío, pero sólo ese día. Después, normal.

- ¿Qué sucede en el caso de no estar apto para cantar una ópera?

- Hay un cover, pero esa vez en Bilbao no había nadie. Aquí, por
ejemplo, para "La Sonnambula" en el Royal Opera House no hay cover. En
caso de emergencia tienen que buscar a alguien como sea.

- "La Sonnambula", que estás presentando en el Covent Garden, ha sido
todo un éxito. Además la ópera es linda, muy ágil.

- "La Sonnambula" es una ópera con una historia muy simple donde entran
la inocencia, los celos. Es la época del bel canto, no es tanto lo que
pasa en escena sino el uso de la melodía. Más importante en este caso es
la música que el drama, pues eso viene más tarde con Verdi y Puccini.

- ¿Tú eres lo que se llama un tenor de gracia? ¿Qué es exactamente?

- Yo interpreto todo lo que es repertorio del tenor lírico ligero. Yo
soy un tenor de gracia, que es el tenor que canta óperas de Rossini,
Bellini. El príncipe, el amante, el héroe. El canto es ligero, ágil, de
fuegos artificiales. De mucho agudo. Esto no se ve tanto en Bellini,
pero sí en Rossini.

- Tu último disco es de arias de Rossini.

- Sí. Muy linda música, preciosa.

- ¿Cómo te va en la interpretación?

- Poco a poco la he ido mejorando. Cuando empecé, a los 23 años, no era
el mejor actor. Todo se aprende; es cuestión de verte a ti mismo y de
tener a una persona que te diga cómo caminar, cómo mover las manos. Tal
vez no sabes que caminas tan mal. Uno aprende, si tienes ganas de
aprender y si eres autocrítico.

- Aquí en Londres te llaman "el Cuarto Tenor".

- Eso no lo había escuchado, pero sí lo del "nuevo Pavarotti"; pero creo
que es la prensa que quiere levantar un cierto artículo. Para mí ser
comparado con Pavarotti es halagador, pero somos diferentes. Luciano es
un tenor lírico, de voz llena para cantar un repertorio de Verdi a
Puccini. Yo soy un tenor lírico ligero para Rossini, Bellini y
Donizetti. La voz de Pavarotti es robusta en el centro; mi voz se abre
más en el agudo. Mi repertorio es más ágil, florido, agudo; el de él es
más central, un poquito más dramático.

- ¿Con cuál te quedas, con Pavarotti, Carreras o Plácido?

- Con Pavarotti. Los tres  son muy populares, pero ya tuvieron su época
de gloria.Los que saben de ópera los recuerdan en aquellos años, no
tanto ahora. Sólo la gente que no sabe mucho de ópera los conoce más
como "los tres tenores", pero eso es también un poco de márketing.

- ¿La ópera es música sólo para cultos?

- No necesariamente; los que más saben de ópera son gente humilde.
También hay mucha gente joven interesada en ella, sobre todo las ligeras
como "El barbero de Sevilla". Yo he visto niños que han crecido viéndome
en las óperas; un chico en particular que a los trece venía con su papá,
y hasta ahora, a los 17, sigue viniendo a verme aunque sea solo. Así hay
mucha gente.

- ¿Cómo se conocieron Laura y tú?

- El año pasado, que no tenía pareja, estaba en mi casa en Bérgamo y
tenía unos cinco días libres. Ernesto Palacio, que estaba en Palermo, me
llamó para invitarme a una ópera. Así que me fui a verlo después de que
me dijo que quería presentarme a una chica siciliana muy bonita. Con ese
argumento no pude resistirme. Se trataba de Laura, esta preciosa
italiana que sólo tiene 21 años y es una excelente soprano. En ese
momento Ernesto estaba muy interesado en ayudarla en su carrera y
tomarla en su agencia. Cuando la vi por primera vez me enamoré. En el
intermedio fui a su camerino, le metí letra y le pedí el teléfono.
Quería volver a verla. Tenía mucha curiosidad. Esa vez la vi muy
maquillada, pero igual me pareció muy linda. Ella está haciendo en París
"Il Matrimonio Segreto", de Cimarosa, y ahora se presenta en el Barbican
Hall de Londres.

- Has cantado en los mejores teatros del mundo. ¿Cuál ha sido la
presentación más importante que has tenido hasta ahora?

- Viena, por ejemplo, paga poco, pero a veces se canta en algún lugar
por el prestigio que representa. Mi debut en enero en el Metropolitan
fue muy importante porque era el teatro que me faltaba para completar
los cinco grandes en el mundo. Hacerlo, y hacerlo bien, y tener buenas
críticas y aplausos del público te alivia de un peso y resulta muy
grato.

- ¿Cómo te ves de aquí a diez años? Ahora, casi a los treinta, mira
hasta dónde has llegado .

- Quiero seguir haciendo lo que hago. Siempre quise hacer esto, estoy
feliz. La carrera está yendo bien, mi objetivo es hacerlo cada vez
mejor. Yo soy un cantante de teatro, y eso es lo que más me gusta hacer:
la magia de la ópera, el traje, el maquillaje, la actuación. Ahora bien,
el nuevo disco de la casa discográfica Decca da aún más prestigio.

- ¿Cómo manejas el tema de la fama?

- Yo soy una persona bastante en mi mundo; sé lo que mi carrera me ha
dado y todo lo que pasa alrededor de mi persona, pero guardo una
distancia. Ahora, paseando por Londres con Laura, pasé por una tienda de
discos y vi posters con mi cara, y aunque sé que soy yo, no me lo creo.
Es como ver a otra persona y no a ti mismo. Que la vanidad y la fama no
se te suba a la testa te ayuda a tener en cuenta quién eres, de dónde
vienes, quién has sido, qué hacías ocho años atrás, quién es tu familia.
Yo no hago lo que hago por la fama, lo importante es no perder de vista
estas coordenadas.

Desde Londres.
Texto y Fotos: Carol Pinillos

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This page was last updated on: July 27, 2002