BACKGROUND ARTICLES Puerto Rico, September 2003 Al Natural Juan Diego Flórez, El Nuevo Día, 4 September 2003 Hora cero para el tenor peruano, El Nuevo Día, 5 September 2003 En su plenitud Juan Diego Flórez, El Vocero, 5 September 2003 _______________________________________________________________ |
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Press conference with Riccardo Frizza San Juan, Puerto Rico, 4 September 2003 Photo: El Nuevo Día |
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Al Natural Juan Diego Flórez Mario Alegre Barrios, El Nuevo Día, 4 September 2003 SER NATURAL en uno de los principios que rigen su vida y también la vocación que lo ha llevado a convertirse en uno de los mejores tenores del mundo. Así, directo, sin artificios, Juan Diego Flórez conversa con El Nuevo Día como preludio a su debut en Puerto Rico en el concierto de gala que mañana presentará Guillermo Martínez y CulturArte -a partir de las 8 p.m.- en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, velada en la que el estelar tenor peruano estará acompañado por la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, bajo la batuta del maestro Riccardo Frizza, y el Coro de Gala, dirigido por la profesora Carmen Acevedo Lucío. "Claro que se puede ser natural en un mundo como el de la ópera", asevera. "Para empezar, lo eres o no lo eres, porque simplemente 'tratar de ser natural' ya es dejar de serlo. En el canto trato de regirme por ese principio y pienso que lo soy. En este oficio es muy importante, casi vital diría yo, desarrollar una técnica natural, que vaya en armonía con las características personales. Si vas en contra de esos principios, pronto los defectos comenzarán a hacerse más perceptibles. La técnica basada en la naturalidad es lo que te va a mantener con la voz fresca." Considerado como uno de los grande tenores del momento a una edad -30 años- en la que aún le queda toda una vida por delante, Juan Diego asegura que el éxito que lo ha colocado en la cima de popularidad no lo ha cambiado sustancialmente y que disfruta de una vida sosegada en los breves periodos de ocio que le permite su agenda. "Entre las funciones me encanta estar en mi hogar, en Bérgamo, Italia", explica. "Realmente soy una persona muy tranquila... no soy de ir a discotecas ni nada de mucha vida nocturna. Por otra parte, la fama que un cantante de ópera tiene no es la misma que la de un artista de cine o un cantante de música popular. Mi fama, por decirlo así, es llevadera. Tengo bastante privacidad." En ese periplo por el mundo con estaciones en varios de los escenarios más importantes, desde La Scala y el Metropolitan Opera House hasta el Covent Garden y la Casa de la Opera de Viena, Juan Diego reconoce que las grabaciones juegan un papel fundamental y que su vínculo con la casa DECCA ha sido muy importante para alcanzar un público que de otra manera no lo conocería. "Esto, a la vez, trae de la mano que la gente tenga más expectativas cuando va a escucharme", ilustra. "Las grabaciones son un vehículo muy importante, especialmente para los cantantes de ópera. El disco lleva la voz y la imagen de uno a los rincones más remotos y permite que, cuando llego a cantar a esos lugares, haya una mayor afluencia de público. Eso trae una fama mayor y creo que es algo positivo." En la misma línea de pensamiento, Juan Diego asegura que esa fama meteórica nunca se la subido a la cabeza porque, desde que comenzó a estudiar en el Conservatorio de Lima, tuvo claro que, más que ser cantante de ópera, simplemente anhelaba ser músico. "Soy músico por encima de todas las cosas", afirma. "Eso es primero y luego la imagen del cantante de ópera, la imagen y todo eso que la gente percibe como parte del glamour. Mi misión esencial es hacer música de la mejor manera posible y compartirla con el mayor número posible de personas para que experimenten el mismo placer que derivo yo." Con una sonrisa, Juan Diego señala que la conciencia de ser considerado como una figura estelar del mundo operístico no resulta tan abrumador, como podría pensarse. "En realidad, eso representa una responsabilidad mayor", acota. "Dicen que soy de los mejores y cada día lo repiten con mayor insistencia. Me da una gran satisfacción y, a la vez, me impone una mayor carga cada vez que salgo a un escenario. Significa que tengo que estar a la altura de esas expectativas. La gente siempre espera más de uno y esa es la vara que impone este oficio." Con un exilio que ya se prolonga por una década, Juan Diego Llego reconoce que cuando dejó Lima para irse a estudiar a Filadelfia no pensaba que algún día llegaría al sitial que ahora ocupa. "Digamos que simplemente tenía la inquietud de ser un buen cantante y nada más", acota. "Cuando estuve en La Scala en el 95, pensé que algún día me encantaría cantar ahí, y a los pocos meses lo hice. Desde entonces he cultivado un repertorio que va con mi vos de tenor ligero, sin pretender cantar lo que está fuera de mi tesitura. En eso ha sido muy importante Ernesto Palacio, mi maestro y representante, quien ha sido una ayuda muy importante en mi carrera." Expectante ante su debut en Puerto Rico, Juan Diego comenta que cada público es distinto y eso hace que cada noche sea diferente también, aunque el repertorio se repita. "En mi país me quieren mucho y también los públicos de San Sebastián, en el País Vasco, donde acabo de cantar, Viena y en Londres", ilustra. "Uno de los más difíciles es el de Milán, en La Scala." Juan Diego reconoce que siempre ha sido muy severo y crítico consigo mismo, tanto en lo personal como en el aspecto artístico. "Estoy muy consciente de como soy", comenta. "Me exijo mucho y eso me ayuda también a mantener los pies en la tierra. Quien no tiene los pies en la tierra corre el riesgo de volverse arrogante. Estoy al tanto de mis defectos y eso me permite estar trabajando siempre para ser mejor persona." Respecto a su relación personal con el maestro Frizza, Juan Diego dice que es él la única persona que dirige las orquestas con las que canta como solista. "Bueno, digamos que ya sabemos cómo somos", explica. "Ya casi no tengo que mirarlo, me basta con seguirlo con el rabo del ojo y sé como lleva la orquesta. Hay una gran afinidad y eso trasciende a la manera como hacemos música." Juan Diego se prepara para cantar Il Puritani, ópera que desde hace tiempo anhela hacer, con funciones en Las Palmas y Viena, como parte de una agenda prácticamente llena hasta el 2008. "Me siento muy bien de estar aquí", apostilla. "Mi vida es deliciosa y espero seguir así durante muchos años. Aparte de mi carrera, nada me ilusiona más que casarme algún día y tener hijos. Espero que el público de Puerto Rico disfrute este concierto de un cantante latinoamericano que viene a cantar su tierra." Director por vocación Por su parte, el maestro Riccardo Frizza señala que conoció a Juan Diego en 1999 y que con él inicio su carrera internacional, luego de dirigir la Sinfónica de Brescia entre 1996 y el 2000. "Dirijo porque me encanta y cada vez es como si fuera la primera", dice el director italiano. "Mientras muchos de mis compañeros en la escuela deseaban ser futbolistas, yo soñaba con dedicarme a la música, algo en lo que mis padres me apoyaron siempre." Frizza es el único que dirige las orquestas con las que Juan Diego se presenta como solista. "También es Juan Diego al único cantante con el que hago este tipo de conciertos, salvo las ocasiones que dirijo ópera", ilustra. "Para mí es un privilegio trabajar con él. Considero que es el mejor cantante del mundo." Como parte de esta colaboración y amistad, Frizza destaca que los desafíos de dirigir para un cantante como Juan Diego son enormes, sobre todo cada vez que una orquesta distinta es la acompañante. "Las orquestas sinfónicas se acostumbran a tocar con otro balance y con un cantante de la voz de Juan Diego hay que trabajar para lograr un balance idóneo", dice. "Ya conozco la manera como Juan Diego respira y articula. La voz es un instrumento que no todas las noches está igual y debo estar muy alerta para saber en qué momento puede necesitar ayuda. Una cosa son los ensayos y otra la función, que es impredecible. El público es distinto, siento vibraciones muy diferentes en mi espalda de noche a noche y en eso está parte de la magia de esto, además de toda la pasión del mundo. Siempre es algo nuevo." Hora cero para el tenor peruano Mario Alegre Barrios, El Nuevo Día, 5 September 2003 Luego de su único ensayo con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico el pasado miércoles, el tenor peruano Juan Diego Flórez debutará esta noche en el país en el concierto de gala que baja el telón al ciclo organizado por Guillermo Martínez para CulturArte, serie que a lo largo de 18 meses trajo a cinco de los principales tenores del mundo. La velada -que comenzará a las 8 de la noche en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré- tendrá al maestro Riccardo Frizza en el podio, con la Sinfónica nuestra y el Coro de Gala, dirigido por la profesora Carmen Acevedo Lucío. Considerado unánimemente como uno de los grandes tenores del momento y heraldo de la nueva sangre que nutre el mundo de la ópera, Juan Diego se ha consolidado como una figura a ambos lados del Atlántico a partir de su debut hace unos años en La Scala de Milán y, más recientemente, en el Metropolitan Opera House de Nueva York, trayectoria reconocida no sólo por la crítica especializada, sino también por galardones como el Premio Abbati 2000, otorgado por la crítica italiana como el mejor cantante del año; el Premio Aureliano Pertile, el Opera Award 2002 y el Premio Frances Tamagno. Con una agenda sembrada por compromisos profesionales hasta el 2008, Juan Diego se presentará hasta entonces en la Scala de Milán, el Covent Garden de Londres, la Staatsoper de Viena, el Metropolitan Opera House, la Opera de París, el Festival de Opera de Rossini en Pesaro, el Teatro Comunal de Bologna, la Opera de Roma, la Lyric Opera de Chicago, el Festival de Salzburgo, la Opera de San Francisco, el Liceo de Barcelona y el Teatro Real de Madrid, entre otros. Con una vocación que comenzó a navegar su cauce en el Conservatorio Nacional de Lima, luego de haber iniciado estudios en publicidad, Juan Diego fue en su génesis cantante pop, sin la menor idea de que algún día incursionaría en el mundo del bel canto. "Gané un Festival de la Canción por la Paz. Componía mis propias canciones y así fue hasta que me empezaron a decir que mi voz se prestaba para la ópera. Comencé a escuchar discos de este género e ingresé al Coro Nacional. Cuando me di cuenta, ya me había decidido por la ópera", recuerda. Con un repertorio cifrado fundamentalmente en compositores como Rossini, Donizzeti y Bellini -todos ellos representados en el repertorio de esta noche-, Juan Diego se ha convertido a los 30 años en un verdadero maestro en el arte del bel canto con una de las voces mejor articuladas y educadas del mundo, con una técnica impecable y el don de una ornamentación precisa, sin caer en excesos melifluos. "No tengo una voz enorme. la mía es más bien ligera, ideal para el repertorio que hago", nos dijo, luego de presenciar el concierto que ofreció hace un par de meses en la Ciudad de México. "En esto ha tenido mucho que ver Ernesto Palacio, quien además de mi maestro, es mi agente. El fue quien me hizo comprender lo que hacía bien y mal, y también el repertorio que era idóneo para mí. Por ejemplo, puedo hacer sin problema alguno el Otello, de Rossini, pero no me veo interpretando al de Verdi. Las voces no cambian y yo me haré viejo con la que tengo, siempre cantando cosas que me queden bien, como La fille du regiment, La Cenerentola, Elixir de amor, Norma, Don Pasquale. en fin." De una estampa que hace suspirar por igual a jóvenes y maduras, como valor añadido a sus virtudes vocales, Juan Diego asegura que eso es un detalle que no hace otra cosa que sazonar la anécdota y que, aunque lo hace sentir bien, nada lo complace más que dejar una huella en el público con su voz. "La fama es una cosa de las circunstancias, que llega, claro, como resultado de hacer las cosas bien", explicó. "Me siento bien cuando me doy cuenta de que la gente se siente bien al escucharme y eso basta para establecer un vínculo de afecto entre nosotros. Nunca se me han subido los humos a la cabeza. Me gusta acercarme al público, no por vanidad, sino porque también yo me siento bien con su calor y con sus muestras de afecto." En su plenitud Juan Diego Flórez Eliezer Ríos Camacho, El Vocero, 5 September 2003 En conocimiento y pleno dominio de su voz, el tenor peruano Juan Diego Flórez sube esta noche al escenario de la Sala Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes, presentado por CulturArte de Puerto Rico, con un repertorio en la mejor tradición del romanticismo italiano, el mismo que ha hecho del tenor figura central del mundo de la ópera. Precisamente así se ha insertado este joven talentoso en la escena mundial del canto lírico, recibiendo el espaldarazo de veteranos en estas lides de la talla de Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, aunque cabe destacar que Flórez se forjó su camino unido de su talento, determinación y compromiso con la excelencia. "Ver a estos señores escuchándote en un concierto o una ópera es una experiencia como pocas, sientes ese respaldo. Incluso Kraus, a quien lamentablemente no conocí en persona, me llamó en una ocasión para disculparse por no haberme ido a ver cantar, cuando aún yo era estudiante. Los grandes son grandes precisamente porque también lo son como persona", expresa convencido de ver en estos caballeros un ejemplo a seguir. De su cita de esta noche le seduce el encuentro con un público latino, el cual afirma, le hace sentir más cómodo. "Me pasó en México y obviamente en Perú, y sé que aquí sentiré ese calor. La comunicación se produce en un nivel distinto". Acto seguido expresa no sentir preferencia entre el recital o la ópera, aunque destaca el primero como la experiencia más exigente y emotiva que puede producirse entre el cantante y su auditorio. Esta noche el público puertorriqueño tendrá la oportunidad de experimentar el talento que ha cautivado a audiencias en La Scala de Milán, donde debutó a los 23 años de edad, la Opera Metropolitana de Nueva York, la Real Opera de Londres, la Opera de Viena, la Opera de París y el Gran Liceo de Barcelona. Con este concierto, cierra el ciclo de grandes tenores presentado en la Isla por CulturArte, gracias a la gestión y creatividad del empresario y mecenas de las artes Guillermo Martínez. Como cierre de una amena conversación sostenida con Flórez, éste admitió que su visita a Puerto Rico también le servirá a modo de unas breves vacaciones antes de seguir con su agenda que le llevará a presentarse en los próximos meses en Viena, Roma y Nueva York. "Es la primera vez que vengo a la Isla, y no me quiero perder la oportunidad de conocer a la Diosa del Caribe", acotó, a lo que acto seguido añadió el señor Martínez a la conversación que "y la Isla va a conocer al Dios del 'High C'", como le ha denominado la crítica internacional a Flórez. |
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