Juan Diego Florez Articles & Interviews August

Juan Diego Flórez, que a los 33 años es ya una de las voces más respetadas de la lírica mundial, se reencontrará el domingo con el público santanderino en una cita en la que, acompañado por la Orquesta Nacional de Ucrania, cerrará el ciclo lírico de esta edición del FIS. Su figura simboliza la renovación del bel canto en un momento en que «no faltan teatros de ópera, sino cantantes», puesto que «muchos intérpretes dan el salto para llenar ese espacio sin la preparación suficiente y se pierden por el camino».

Pese a saber que «la música clásica nunca va a ser popular» como le ocurre a otros géneros «sofisticados» como el jazz, el tenor se siente satisfecho de haber conseguido popularizar entre los seguidores de la ópera un repertorio «relativamente desconocido», sobre todo por no cantar «ni a Verdi ni a Puccini», en una época en la que «el público se tiene que renovar, porque se ven muchas cabezas blancas en los teatros».

Lo que el tenor peruano presentará en la sala Argenta es un programa de arias belcantísticas que tienen como denominador común «que las cantó el gran Rubini, algunas de ellas por primera vez y otras con variaciones especiales que sólo él podía interpretar». Un repertorio de Bellini, Rossini y Donizetti para formar una «trilogía belcantista romántica» en la que estará arropado por la Orquesta Nacional de Ucrania, que llega bajo la batuta del más joven aún maestro Michele Mariotti, seis años menor que él. Dos jóvenes pero consolidados talentos que tendrán que afrontar un recital técnicamente complejo: «Rubini podía llegar a notas estratosféricas que ningún tenor puede ya igualar porque se emplea otra técnica».

Santander vivirá así lo que será una auténtica noche de estreno para el tenor formado en el Conservatorio Nacional de Perú y en Estados Unidos, que nunca ha interpretado la práctica totalidad del repertorio con el que llega al FIS. «Y creo que tampoco se han cantado nunca en Santander», añadió el intérprete lírico, un auténtico erudito que se define a sí mismo como «un tenor que también ha estudiado algo de música. Hay cantantes con más y menos 'background' musical, pero yo creo que es importante tener conocimientos musicales porque ayuda y permite ganar mucho tiempo. Hay quien lee con dificultad la música o sencillamente no sabe, y eso exige trabajar mucho tiempo con el pianista para que le enseñe cada nota». Esta reflexión se explica al comprobar que Flórez es «un perfeccionista»: «Me gusta más ver los errores que lo que está bien, y creo que esto me hace mejorar». De hecho, tras comparar sus grabaciones de hace una década con las de 2003 o 2004 arroja un diagnóstico claro: «Me escucho y son muchísimo mejores, así que el balance es positivo».

En este 'duelo' de jóvenes prodigios estará arropado por un director muy familiarizados con las arias románticas. Nacido en Pesaro, Mariotti reconoce que «es un programa muy difícil, pero el repertorio me resulta muy cercano; no puedo decir que sepa cómo se hace, pero sí cómo no debe hacerse». Flórez no ahorró halagos para 'su' director, a quien considera «una especie de prodigio por su seguridad y su manera de llevar la orquesta». El joven maestro italiano le devolvió el piropo al señalar que «es el único que hoy en día puede enfrentar con éxito ese tipo de repertorio», por lo que definió como «un honor» poder participar en este evento junto a un habitual de los principales teatros líricos del mundo, en especial de La Scala y el Metropolitan.

El domingo serán los espectadores del Palacio de Festivales de Cantabria los que puedan disfrutar de nuevo con su voz: «Tenía un recuerdo muy bonito de Santander y me había quedado con ganas de volver, así que estoy muy contento de haber regresado», dijo ayer a su llegada. Puede apostar que el público cántabro también lo está.

"La música clásica nunca va a ser popular". Así lo aseguró hoy el tenor peruano Juan Diego Flórez, durante la presentación del concierto que el próximo domingo interpretará, a partir de las 21.00 horas, en el Palacio de Festivales de Cantabria, con la Orquesta Nacional de Ucrania, dirigida por el jovencísimo maestro Michele Mariotti.

Para el concierto, dedicado a Fernando Argenta y que pondrá fin al ciclo sinfónico del Festival Internacional de Santander (FIS), Flórez ha elegido un repertorio basado en arias de Rossini, Bellini y Donizetti, en un recordatorio de la música que, en el siglo XIX, en algunos casos cantó por primera vez el "gran tenor" Rubini.

Flórez, que debutó en 1996 en el Festival de Pesaro, aseguró que en el concierto del domingo el público escuchará abundantes "re naturales", notas que "a todo tenor asustan", si bien reconoció que ha eliminado los "mi bemoles" porque sería "un poco arriesgado" para un directo, por el esfuerzo vocálico que supone.

No fue clásica precisamente su formación, ya que era un género que ni se escuchaba en su casa, ni pretendía cantar en un principio, pues empezó con canciones de "música peruana y pop", si bien con el tiempo se "fue envolviendo de la música clásica" y le "gustó".

Flórez reivindicó la formación profesional de los cantantes en la música, algo muy frecuente en los Estados Unidos de América, donde estudió canto con una beca, porque "ahorra muchísimo tiempo" a los solistas, al no necesitar a un músico para que le lea las notas.

Flórez dio la palabra al maestro Mariotti, quien destacó la coincidencia de que él estuvo presente en el debut oficial del peruano, en Pesaro, y ahora, diez años más tarde, ambos comparten escenario, esta vez en la Sala Argenta del Palacio.

El director, nacido en Urbino en 1979, aseguró que el hecho de no ser titular de la Orquesta Nacional de Ucrania no tiene connotaciones negativas, pues "siempre he tenido un excelente trato humano con las orquestas", asegurando no creer "en la autoridad del director de orquesta", pues la música, ante todo, requiere de "una relación democrática"

El tenor peruano Juan Diego Flórez se encuentra estos días en Nueva York por dos grandes motivos. Uno, interpreta al conde Almaviva en El barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini en la Metropolitan Opera. El otro, prepara su debut en el famoso Carnegie Hall.

Amante de compositores como Rossini, Vincenzo Bellini y Gaetano Donizetti, este limeño de 33 años, causó gran sensación en 1996 cuando reemplazó al entonces enfermo Bruce Ford, tenor principal de Corradino en Matilde de Shabran, durante el Festival de Rossini de Pesaro. Juan Diego sólo iba a participar en un rol menor en Ricciardo e Zoraide.

Ese mismo año y en similares circunstancias reemplazó a Giuseppe Sabbatini, y debuta en La Scala de Milán como el Cavaliere en Armide de Christoph Willibald Gluck. Desde entonces no ha dejado de cantar y recibir premios internacionales como el Abbiati 2000 y L'Opera.

El que una vez fuera estudiante del Conservatorio Nacional de Música de Lima, el Instituto Curtis de Filadelfia y en la Santa Barbara Academy Summer School de California, ofreció una entrevista a El Diario/La Prensa
durante uno de los recesos que le permitió el Metropolitan Opera.

Es una producción más moderna. El escenario son prácticamente puertas que se mueven y hacen los diferentes ambientes. Ha sido un éxito, a la gente le ha encantado. Es una ópera que hago mucho en todo el mundo y es quizás la ópera que más he cantado. Es un rol en que el tenor se puede lucir tanto en el aspecto vocal, porque es una parte muy difícil sobre todo la última aria que está llena de virtuosismo vocal; también porque uno como actor se puede lucir mucho ya que es un rol muy aristocrático y a la vez muy cómico. Se disfraza en dos oportunidades para tratar de enamorar a la protagonista mujer, en este caso Rosina.

La ópera es las dos cosas juntas. Entonces uno tiene que estar preparado en las dos cosas. El canto en lo que concierne a la técnica vocal; hay que haber estudiado, claro, y no se termina de estudiar porque siempre uno mejora, sobre todo cuando uno está cantando, como yo, ópera del bel canto (canto hermoso), donde hay que resolver muchos problemas técnicos dentro de la misma. En el aspecto actorial, cuando estudié en Lima y en Filadelfia, nos prepararon en ese campo. Esto tampoco se deja de aprender y con la experiencia va ganando. Hoy en día los cantantes jóvenes, están muy bien preparados en los dos aspectos. En el pasado se veía una predilección a la voz y no importaba mucho el aspecto actorial. Ahora importa mucho.

Depende, porque están las óperas cómicas y serias. A mí me encanta la Sonámbula, una opera de Bellini que canto mucho. En esta el protagonista sufre porque le han puesto los cuernos, pero no es verdad. El cree que su esposa se ha ido a la cama con un conde, pero no es cierto, es que ella es sonámbula. Y luego de vagar ha aparecido en el cuarto del conde. Creo que es un rol que tiene mucha profundidad como personaje.

Si, me gustan los personajes dramáticos. Digamos que llegan mucho más dentro. Por ejemplo, cuando se canta Puritani (de Bellini) se te pone la piel de gallina, porque tiene esa profundidad. Pero también me encantan los personajes cómicos, me encanta hacer reír como El barbero de Sevilla, pero es algo superficial.

Una cosa es lo que me guste me encanta Rossini, pero también Wagner. Pero no canto Wagner porque no está en mis cuerdas. Prácticamente, uno tiene una voz de naturaleza que por las características va a cantar un cierto repertorio. No es que uno nace y dice: 'quiero cantar (Johann) Strauss'. ¡No! Si no se tiene la voz para cantar Strauss no se va a cantar. Mi voz se definió como una voz bel cantista por unas características vocales. Gran extensión, sobre todo agudos; facilidad para todo lo que es virtuosismo, coloraturas, adornos, y todo eso que hay en bel canto sobretodo en Rossini. En Bellini y Donizetti hay menos pero también está la componente bel cantista de los agudos de las frases muy ligadas, de los pianísimos.

Tengo muy claro lo que puedo cantar y lo que no puedo cantar. Y mi agenda está copada hasta el 2012. También he decidido los roles que voy a debutar, por ejemplo, uno es Rigoletto, que siempre me ha gustado, otro es Cosi Fan Tutte de (Wolfgang Amadeus) Mozart, también Orfeo y Euridice de Gluck. Son personajes que me gustan y son para mi voz.

Me despierto tarde. Ya es costumbre porque la ópera termina tarde, después uno come. Durante el día se prueba la voz en casa con algunos ejercicios, también algunas frases. Almuerzo com a las cuatro si tengo que cantar a las ocho. No siempre la voz está igual, y a veces necesita algo más y a veces algo menos. Se llega una antes de la presentación al camerino, se sigue probando la voz, pero no demasiado. Te aplican maquillaje y te colocan la peluca.

Yo aprendí escuchándolo; el era cantante de Chabuca Granda. Tenía una voz, no clásica, pero tenía algo de tenor, quizás eso me influyó. Y el gusto por la música criolla peruana y el gusto por cantar de una manera fina. El cantaba sus valses diferente a lo que cantaban sus contemporáneos.

He seleccionado un repertorio que reune lo que yo se hacer. Empiezo con Mozart, que generalmente no lo canto en ópera pero si en conciertos. A Mozart considero que está en mis cuerdas. Después sigo con arias de Rossini y canciones peruanas. Luego interpreto canciones francesas.

Trabajamos casi siempre. Siempre diría yo. Estamos tan acostumbrados a tocar juntos que nos basta un ensayo antes del concierto. Para este concierto que es bastante importante, hemos hecho un concierto con un repertorio un poco parecido hace tres semanas en Clevenland.

No. Falta tiempo. Lo que pasa es que en los teatros europeos y americanos, el calendario lo preparan con anterioridad. Iré a Lima el próximo año para hacer un concierto con piano y luego un concierto muy popular para ayudar a niños. Este lo haré con Gian Marco (cantautor peruano). Será divertido porque el va a cantar mis canciones y yo sus canciones.

Yo creo que sí. Uno puedo ir en bajada también. Hay carreras que en los primeros años salen un tenor o una soprano, todo el mundo habla de ellos y después se desaparecen. Eso nunca se sabe y se espera que vaya mejor. Hasta ahora lo que yo he hecho siempre ha ido mejorando en lo que se refiere a la técnica y a la actuación. Cuando vez una grabación de una ópera ahora y vez la grabación de hace cinco años, dices 'hay caramba he mejorado'. Esto es bueno, creo que se madura más y espero que se siga madurando. Hay que tratar de mejorar, ver lo malo, analizarlo y corregirlo. Tengo una actitud muy autocrítica, y eso ayuda para siempre mejorarse.

Nuestro tenor fue la estrella del festival navideño de la capital austríaca, donde cantó un huaino compuesto por él mismo. Durante muchos años Plácido Domingo fue el anfitrión del concierto "Navidad en Viena", en el Konzerthaus de la capital austríaca. A partir de este año, Juan Diego Flórez se encargará del espectáculo donde, además, se presentan también otras figuras de la ópera.

Comencé a componer canciones a los 14 años, eran para las chicas que me gustaban. En el conservatorio estudié piano, armonía, contrapunto y algo de composición. A lo largo de mi carrera me he ido interesando en el funcionamiento de la orquesta, las posibilidades de los instrumentos, sus colores, etc. Tengo además la fortuna de estar constantemente en contacto con grandes orquestas sinfónicas y eso hace que te familiarices con una orquesta de esas dimensiones. Mis primeros arreglos fueron para "Sentimiento latino". Y ahora este huaino navideño que compuse para esta ocasión.

Me pidieron que cantara algo peruano y comencé a buscar, incluso te pedí que me mandaras música del Perú. Y lo hiciste. Pero en Viena, en junio, mientras hacia "La italiana en Argel" me llegó la inspiración y compuse el huaino rápidamente. Huaino porque pienso que la música andina es nuestra música más peruana, casi no tiene influencias españolas ni africanas. La pieza lleva charango. Había pensado en quenas, pero las flautas hacen las veces de quenas imitando el modo de tocarlas. Los Niños Cantores de Viena le dan ese toque navideño que solo ellos saben dar. El texto también es mío y es muy simple.

No, solo haré arreglos de canciones peruanas, ya que es lo que conozco bien y es lo que siempre me ha fascinado. Y cuando me venga otra inspiración compondré algo y también de estilo peruano, ya que es lo que quiero difundir en el mundo. No me considero un digno compositor ni arreglista, pero en lo peruano me defiendo dignamente. El ritmo es lo más interesante en nuestra música y eso lo sé poner en la partitura.

¡He sobrevivido 10 años! Han sido 10 buenos años, creo que ha habido una mejoría en todo y eso es bueno. Técnicamente, interpretativamente y actoralmente he ido mejorando. Hay aún mucho por mejorar y eso hace que mire el futuro con muchas ganas de trabajar. Mi agenda está llena hasta el 2010 y con proyectos interesantísimos. Óperas nuevas como "Rigoletto", "Orfeo y Eurídice", "Los pescadores de perlas", "Cosi fan tutte", "Linda di Chamounix", entre otras. También nuevas producciones de óperas de mi repertorio que ya he hecho en grandes teatros y con repartos estelares. Ernesto Palacio ha sido decisivo en estos 10 primeros años, me ayudó a despegar y a mantenerme en vuelo hasta ahora.

Ya están muy cerca las fiestas navideñas y nos preparamos para estar en familia, pocos se detienen a pensar en los sacrificios que hacen los artistas para construir el éxito, la mayor parte del año viajando lejos del hogar. ¿Cómo vives esta época del año y qué significado le das ahora?

Bueno, te comento que cantaré incluso el 31 de diciembre. Pero en Navidad estoy libre, así que la pasaré con mi hermana en España. Ahora estoy ensayando para "La hija del regimiento", en Londres, con Natalie Dessay. Hace 40 años que Pavarotti y Sutherland causaron sensación acá con esa misma ópera. Creo que la gente en Londres dirá que bien valió la pena esperar 40 años.